Edición 15
Horacio Benavides: 14 poemas
Este poeta nacido en Bolívar, Cauca, es ya un referente obligado a la hora de aproximarse a la poesía colombiana. Su voz sutil y su verso breve le prestan atención al mundo que los rodea con una precisión austera. Sus poemas se maravillan con los animales y las cosas de esta tierra y los describen como limpiándolos, mostrando sus destellos fundamentales. También se acercan al dolor y al desgarramiento que ha vivido este país de manera contenida y, con igual delicadeza, abordan el difícil y ajado tema del amor. La poesía de este autor es sencilla y está plantada en jardines silenciosos. Quizás por esa razón, está cargada de una fuerza inexplicable y sus frutos dejan sabores ciertos en la boca. Los invitamos a disfrutar de esta selección de la poesía de Horacio Benavides realizada por Otro páramo.
El arroz
Es como el bajo
en la orquesta
blancura propicia
a la melodía
hermosura blanca
El arroz anda
con pies de paloma
(de Las cosas perdidas, 1986)
El reloj
El reloj
es un pájaro
disecado vivo
Un pájaro
que picotea
y picotea
el tiempo
sin romperlo
El reloj
es un dios caído
y torturado
(de Las cosas perdidas, 1986)
Lagartija
Como si un árbol
largo tiempo inmerso
cuarteara muros
y mostrara sus frutos
surges
llama apenas encendida
aguda sensibilidad
pequeño monstruo
irradiando un paraíso
del tamaño de tu sombra
(De Agua de la orilla, 1989)
Rinoceronte
Miren qué esfuerzos hace
por ser natural
parpadeen y verán
es un monstruo
salido del sueño
Podría ser un poeta
por lo feo
y lo escaso de semejantes
pero no se queja
Tal vez un día
fue un rey
y algún pecado paga
en este círculo de barro
(De Agua de la orilla, 1989)
Deseo de viejo
Levantando la cabeza
y estirando el belfo
respira profundo
Ha percibido ese olor
que le renueva la sangre
Envalentonado
rengueando un poco
se acerca a la yegua
que lo recibe con una patada amorosa
El caballo viejo
pronto se olvida
y vuelve en paz
a su hierba
(De Agua de la orilla, 1989)
Esplendor
Un día cualquiera
llegas al patio
de nuestra casa
inesperada
como un verdadero regalo
Qué esfuerzos haces
por no despertarnos
por ser un simple pájaro
que picotea maíz
Pero el niño que te descubre
cautivo es
para siempre
de tu esplendor
(De Sombra de agua, 1994)
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Solo va el hombre
solo en su mula
la luna pone en camino
a los dos jinetes
una mula es de silencio
la otra de casco sonoro
un jinete va por el puente
el otro por el río
los dos se encontrarán
cuando entren en lo oscuro
(De La aldea desvelada, 1998)
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Que el agua
que aquí corre
cante en tu baño
Que esta luna roja
sea la misma
en tu estanque y en tus ojos
Que el aire que me toca
te toque a ti
en otra parte
(De La aldea desvelada, 1998)
Islas perdidas, países lejanos
Desde dónde venías boca
desde qué bosque
mariposa encendida
desde qué cielo o tiniebla
el esplendor de tus dientes
Pájaro que planea en el sueño
Y qué despiadado Dios
te puso en mi camino
(De Sin razón florecer, 2002)
Cerca lo lejos
Lejos, en Saturno
los amantes que junto a nosotros
han tejido su tela de araña
Por la floresta de sus espejos
tomadas de la mano
sus soledades gemelas
De pronto uno de ellos
levanta la cabeza,
en sus ojos la avenida
como la Vía Láctea
Mas el tiempo
como el grito de una madre
los sacará de su juego
Y sólo tendrán el consuelo
del recuerdo
y el punzante deseo
de un nuevo encuentro
(De Sin razón florecer, 2002)
Como migas de pan en el bosque
Días de una hermosura desconocida
levantados con palabras
¿cómo puedes ahora nombrar las cosas
con palabras tan frías?
Escucho en mi sueño caer
el árbol de tu voz
Yo que al sólo pronunciar tu nombre
enfrentaba con alegría caminos atroces
entré en el bosque
confiando en tus palabras
y no las encuentro para volver
(De Sin razón florecer, 2002)
La mariposa de tu alma cruzando el abismo
En memoria de Javier Benavides
Una tarde de regreso a casa
escuchaste una música extraña
el crujir de mínimas armas
airados metales
En el barranco de tierra cuarteada
diste con un nido de alacranes
enloquecidos de vida
Barquero
hazle un puesto en tu nave
a este muchacho
que quizás olvidó su moneda
Piensa que no es poco
escuchar una música
jamás oída
(De Todo lugar para el desencuentro, 2005)
—Y por qué salimos de noche?
—Porque no pudimos salir de día
—¿Y mi padre por qué no va con nosotros?
—Pasito hijo que nos descubrirán
—Estas piedras duelen, ¿por qué no me pusiste los zapatos?
—Por agarrarte a ti no cogí los zapatos
—¿Y para dónde vamos?
—Para algún lugar, hijo, para algún lugar vamos
(De Conversación a oscuras, 2014)
La mano sobre los ojos
¿Y si apareciera de pronto la luna?
Quiero decir, si apareciera no la luna
sino una piedra brillando en el cielo
sin antes, sin nombre…
La tierra entonces nos quitaría el piso
y nos sentiríamos girando
en el gran vacío
La palabra
como una madre
nos pone su mano en los ojos
(De Bajo la hierba o el cielo, 2014)
Noticia Biográfica
Horacio Benavides Nació en Bolívar, Cauca, 1949.
Libros de poemas publicados:
Orígenes, Las cosas perdidas, Agua de la orilla, Sombra de agua,
La aldea desvelada, Sin razón florecer (Premio Nacional de Poesía Instituto Distrital de Cultura de Bogotá, 2001)
Todo lugar para el desencuentro (Premio nacional de Poesía Eduardo Cote Lamus, 2005)
De una a otra montaí±a (Poesía reunida, Universidad Nacional de Colombia, 2008)
La serena hierba, antología, Monte ívila, 2011; Sílaba editores, 2013
Como acabados de salir del diluvio, antología, Universidad Externado de Colombia, 2013
Conversación a oscuras, Frailejón editores, 2014
Bajo la hierba o el cielo, Fundación Arte es Colombia, 2014
Tapiz al revés ¿Dime quién es? Adivinanzas, Sílaba editores, 2014
íbrete grano pequeí±o, adivinanzas, Imprenta nacional de Colombia, 2015
Su libro La serena hierba recibió el Premio nacional de Poesía 2013, del Ministerio de Cultura de Colombia.
Sus poemas han sido traducidos parcialmente al inglés, portugués, italiano y francés.