Edición 58
David Cruz, poesía de Costa Rica
Los siguientes poemas son inéditos y pertenecen a un libro llamado Lazarus,
Clases de surf
Fue la mejor tarde del verano. El sepulturero estaba con su familia tomando cerveza en una silla de sol. Unas adolescentes, desde un yate, pedían atención.
Las chicas más hermosas desconfiaban del bikini seleccionado. La próxima vez no le pondrían atención a las tendencias del verano francés.
Un anciano que vendía agua de pipa decía predecir el futuro al mirar el fondo del coco.
Yo estaba junto a un grupo de turistas alemanes ensayando los movimientos en una tabla en la arena.
Un perro callejero era el único filósofo que contemplaba el mar, corría y se sentía libre: sin bloqueador solar y sin reservación.
Todos vinieron solos. Sueñan con hacer el amor esta noche. Cada quién exhibe lo que tiene, mientras el verano subasta el sentido de urgencia que percibe en los ojos del sepulturero.
Los siguientes poemas son inéditos y pertenecen a un libro llamado Natación nocturna.
El templo
El templo es un frío forcejeo de ladrillos.
Todo allí dentro es predecible,
siempre acaban repitiendo el sermón.
Como en una vieja rockola
donde los borrachos saben la letra.
Aquí velaron a mi padre.
La enfermedad del tiempo lo sorprendió
una mañana, masticando
el amargo sabor de los noventas.
Sillas talladas a mano,
el revólver
para ahuyentar la soledad
y los dientes postizos
fueron su herencia.
¿Qué no empeñó por la vida?
Es mejor fingir la muerte.
No apostarle a la eternidad del humo
de los cigarrillos,
o a la piel exagerando sus dotes
como un himno
entonado por compromiso.
Nada es real cuando cruzamos esta puerta.
1982
a mi madre, Ana Iris
La luz tenía más siglos de sangrar que Cristo.
El universo
parecía una metáfora de los poetas simbolistas franceses.
Mi madre con las lágrimas
y la sospecha de que el miedo es solamente una costumbre,
fue poco a poco comprendiendo
el significado de la piel, la tragedia de la sangre,
el agua infectada
donde los lobos bebían y los autos dejaban sus huellas.
Existían recompensas
para los cazadores de sueños
muertos en batalla.
Ellos,
entre los jardines de la inocencia,
bosques de sabiduría,
sorprendían a la juventud con sus uniformes blancos,
su mochila de verano.
Ahora rebusco entre las fotografías
palabras añejas.
Celebramos entre campanadas
deseos imposibles,
flores medievales a las que aún les rezamos
y nos ata su cruz.
Dependemos del cielo,
a menudo los suicidas apuntan directo a la luna
para manchar sus verrugas de vieja cansada,
de astro abandonado
girando sobre esta multitud ebria de vivir.
Y evolucionamos:
las preguntas siguen siendo una terraza sin fondo,
el pecado heredado entre retahílas baratas
brilla en nuestros ojos,
que clavados en la pared cuelgan
como dos camaradas vencidos.
Pero nos importa poco la cortesía,
el cansancio
nos deshilacha
como mantos sagrados que perdieron la moda.
Era un tiempo de plegarias.
Los huesos conservaban su geometría,
la fortaleza:
animales de barro
hundidos en los días.
Ninguna máscara era suficiente
en la eternidad
de nuestras manos.
Creíamos en todo,
sobrevivir era una caricia impura.
El sosiego de no quebrarnos
como ramas en el otoño de las palabras,
en los rascacielos de la memoria.
De A ella le gusta llorar mientras escucha The Beatles, 2013
Track 27
Por la radio anunciaron que ha empezado el diluvio.
Un prisionero dibuja estrellas con tiza en el cielo raso de su celda.
Los supermercados colapsaron.
Mi vecina es optimista,
al lado está la gran Biblioteca Nacional
y sobra el papel para desempañar el piso.
Los pescadores ajustan sus carnadas.
El desierto reza por piedad a las pirañas.
Un doctor envuelve en plástico sus títulos universitarios.
Alguien se ha colgado en la habitación de un hotel,
dejó su testamento escrito en una lengua muerta.
Por la radio anunciaron que ha empezado el diluvio.
Los amantes corren a casarse al notario.
Las familias se sientan a comer con flotadores plásticos
recomendados en el último boletín de gobierno.
Un anciano saca sus ahorros del banco
para comprarse una radio de onda corta.
En los hospitales las filas son interminables,
igual en las casas de citas clandestinas.
Una tribu de pulpos
está planeando tomar por asalto Jerusalén.
Un borracho se marcha de la cantina sin un centavo
y decide hacer una iglesia en la cochera de su casa.
El alguacil hace tres disparos al aire para imponer su orden.
Por la radio anunciaron que ha empezado el diluvio.
Un poeta intenta memorizar sus libros sin conseguirlo.
Un profesor de geografía guarda los instrumentos
para redefinir los mapas.
Una modelo entrada en años disimula sus canas
y se inyecta botox escondida en el baño de su casa.
En el acuario un niño piensa
que su delfín favorito pronto será libre.
Ella escucha Strawberry Fields.
Un magnate considera mala inversión
sus islas exóticas en el Caribe
y decide subastar estelas mayas en París.
Un profeta se masturba mientras contempla
grabados del siglo V.
Por la radio anunciaron que ha empezado el diluvio.
Un vidente se reprocha no haberlo previsto.
De Trasatlántico, 2011
Faro en ruinas
En locum Quonicularia, intus Saure mar en la cara
Flotar:
aparecer boca arriba
sin escuchar
la venganza de las olas,
como un faro
que se derrumba
cada amanecer.
Saber que el invierno
trae los restos
de mi infancia:
el futuro es un bisturí
mellado
en manos
de un cirujano ciego.
No hay erudición superior
a la ignorancia
y aunque nos probamos
las máscaras
no hay sangre capaz
de hacerlas florecer.
Despertamos
abrazados a los días,
vemos las nubes
que huyen de la luna
como murciélagos inseguros.
Da miedo la vida.
Escuela de galeotes
Jardín de momias
sin disecar.
Noticia Biográfica
David Cruz (San José, Costa Rica, 1982). Escritor y periodista. En 2015 fue incluido en la antología El Canon abierto, última poesía en espaí±ol (Visor), donde fue seleccionado como uno de los mejores poetas hispanoamericanos menores de 40 aí±os.
Ha publicado los libros:
-She likes to cry while listening to The Beatles (2016) edición bilingí¼e (Valparaiso USA, 2016)
A ella le gusta llorar mientras escucha The Beatles (Valparaíso Ediciones, Granada, Espaí±a, 2013)
-Trasatlántico (Editorial Cultura, Guatemala, 2011), Premio Mesoamericano “Luis Cardoza y Aragónâ€, reeditado en Costa Rica en 2012.
-Natación nocturna (Editorial Costa Rica, 2005), Premio Nacional Joven Creación.
Natural selection (Kafka, Ediciones)
Su obra también se encuentra recogida en diversas antologías costarricenses e iberoamericanas, entre las que destacan:
-Región, antología del cuento político latinoamericano (Interzona, Buenos Aires, 2011)
-Antologia Della Poesia Costarricana (Italia, 2012)
-Resistencia en la tierra (Antología de poesía social y política de nuevos poetas de Espaí±a y América) (Ocean Sur, Santiago Chile, 2014)
-Il fiore della poesia Latinoamericana D’oggi (Raffaelli Editore, 2016)
Ha sido traducido al inglés y parcialmente al japonés, portugués, italiano y francés.