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Edición 57

Selección de poesí­a afrocolombiana (1849-1989)



                                                            *Selección hecha por Roberto Burgos Cantor

 

 

 

Manuel Zapata Olivella: Santa Cruz de Lorica (1920-2004) intelectual emblemático de las negritudes. Novelista, autor entre otras de Chango, El Gran Putas, En Chimá Nace un Santo, Tierra Mojada.

 

Orunla, vigila tus tabla

 

¡Orunla, primer dueño de las Tablas de Ifá

adivinador de los destinos,

te invoco, para que vigiles los partos de nuestras

mujeres!

Que cada hijo tenga un nombre

que su nombre sea una sombra

que su sombra sea una hermana

por los caminos inciertos.

 

¡Pero sobre todo, Orunla

pí­dele a Changó

herrero de la risa y el dolor,

no nos arrebate la alegrí­a

la risa chispa que salta

al golpe de su martillo sobre el yunque!

 

¡Donde quiera el Muntu se renueve!

¡Donde dirija los pasos se anude!

Se multiplique en sus mujeres

y no muera en el mar de las sangres.

 

 

 

Uriel Casiani: Palenque de San Basilio. Ha publicado Ceremonias para criaturas de agua dulce, Alguna vez fuimos árboles o pájaros o sombras.

 

Camino de girasoles

 

Regresaron los muertos,

con noticias.

Con razones de la luz.

Cada uno de ellos, una rosa en sosiego.

Una estrella naciendo.

 

Escucho su hondo descanso

como una música nueva que cae.

Sorprendo rostros conocidos.

Descubro un camino de girasoles

marcado de la sala hasta el patio.

 

Regalaré mis libros…

La cama de lienzo,

el guardapaño,

las sonrisas sencillas,

los saludos más sublimes.

 

Porque antes de la próxima luna llena

marcharé en la fila con ellos.

 

 

Insumos del santiguador

 

El alba, los astros,

la siembra de semillas inocentes,

las mariposas de colores,

las estrellas y luna, no la noche.

El agua,

la brisa,

los pájaros,

las azucenas jamás violadas.

Las palabras que desatan la lluvia

o detienen la fuga de una estación

parecida a la primavera.

 

 

 

Joy Helena González Güeto: Cartagena de Indias (1989) tiene un libro de poemas, Confesiones ante el cuchillo.

 

I

 

Hay un pájaro sostenido en el agua

 

mientras llueve.

Puedo escuchar desde la orilla el

sonido ahogado de su muerte y

aún no entiendo por qué no levantó el vuelo

con la primera gota.

Supongo que los pájaros también se cansan.

 

 

II

 

Apelar a la misericordia de la piedra,

a la voz que la rodea y la corruga y la vence [somete].

Pedirle que modere su peso,

que conceda una tregua a mis pasos.

Quizá deje de ser inmóvil por un momento para mirarme

con esos sus ojos de piedra

para recordarme que la condena la llevo en la frente:

mí­sero esclavo de palabras y movimientos.

 

 

III

 

Del árbol se conoce su vocación de dibujante,

y su silencio;

la frustración del pájaro entre sus ramas

cuando se entera

que su vuelo es una fábula

y su canto, un trazo en carboncillo.

Pero el pájaro no sabe que el árbol es también un

sueño ajeno,

un invento del viento para consolarse.

 

 

 

Sonia Nadhezda Truque: Buenaventura (1953). Ha publicado entre otros La otra ventana, cuentos, Borde.

 

Bosque izquierdo

 

Fuera los árboles

no se mueva una hoja.

 

Nada interrumpe el silencio.

Un auto se detiene,

Dos hombres bajan una bolsa negra

apoyados en la baranda del puente,

la arrojan al vací­o.

 

Alguien observa.

Fuera los árboles.

Nada interrumpe el silencio.

Alguien observa el paso cotidiano de la muerte.

 

 

 

Alfredo Vaní­n: Saija, Timbiquí­ (1950). Ha publicado Jornadas del tahúr, Ultima piel, cuentos, Los restos del vellocino de oro, novela, Cimarrón en la lluvia.

 

Los rí­os

 

Tu pueblo con sus rí­os de barro

nos acerca a la edad de los trompos

y las canoas mutiladas.

Ancianos que lloraron su guerra

anterior a ese rí­o

deslumbrante

roto en el cauce

de la cruz del sur

soñando con las altas mujeres

que tení­an tu edad cuando la ola.

 

 

 

Amalia Lú Posso Figueroa: Quibdó (1947). Ha publicado Vean vé, mis nanas negras, Nanas y otras negruras, para la escena tiene Cuentos eróticos del Pacifico colombiano.

 

O mejor

 

La humedad se expande y sube

o mejor baja y penetra

o mejor sale a flote, rueda en zigzag

o mejor en lí­nea recta

produciendo la necesidad

de ser restregada con ternura,

o mejor con violencia para apaciguar

o mejor precipitar prolongando el estertor

tan parecido a la muerte,

o mejor a la vida que brota envolviendo

o mejor liberando el deseo de salir

o mejor de entrar con amor o sin él

desbaratando

la sensación de aguacero, de calor, de sal

de vendaval reprimido

de girar alrededor de sí­ mismo

o mejor alrededor del otro

que libera la desazón y se reduce

o mejor se amplí­a

a un solo significado:

el de amante.

 

 

 

Hugo Salazar Valdés: Condoto, Choco (1922-1977). Ha publicado entre otros Carbones en el alba, Casi la luz, La patria convocada, Pleamar, Antologí­a Intima.

 

Elegí­a reflexiva

 

No tengas celos de la poesí­a.

Eres tú misma en ella madrugándome

la respuesta del sueño.

 

Su inquietud de distancias y de insomnios

es la fiebre de ti, lo que me das.

El deseo de ser sin que lo entregues.

Tu verdad esencial y la alegrí­a

donde mi paraí­so rinde sus alamedas

y me nombra campana de tu bosque.

 

Piensa tú en ella como yo en tu alma.

Solamente de amor, sin la figura,

que el amor, nuestro Dios, no tiene forma.

 

¡Yo soy tu casa y tú la habitas toda!

Oye a las margaritas sollozando

nuestro perdido sitio.

 

 

 

Candelario Obeso: Santa Cruz de Mompox (1849-1884). Ha publicado Cantos populares de mi tierra, la comedia Secundino el zapatero.

 

Canción del boga ausente

 

                                                                                         A los señores Rufino Cuervo y Miguel A. Caro

 

Qué triste que está la noche,

La noche qué triste está

No hay en el Cielo una estrella…

Remá, remá.

 

La negra del alma mí­a,

Mientras yo brego en la mar,

Bañado en sudor por ella,

¿Qué hará, qué hará?

 

Tal vez por su zambo amado

Doliente suspirará,

O tal vez ni me recuerda…

¡Llorá, llorá!

 

Las hembras son como todo

Lo de esta tierra desgraciada;

Con arte se saca al pez

¡Del mar, del mar…!

 

Con arte se ablanda el hierro,

Se doma la mapaná…;

Cotante i ficme la penas;

No hai má, no hai má! …

 

.. .Qué ejcura que etá la noche;

La noche que ejcura etá;

Asina ejcura e la ausencia….

Bogá bogá!….


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