Edición 62
Christina Rossetti: tres poemas
La traducción de los siguientes poemas fue hecha por Jimena Jiménez Real (Caracas, 1990).
Jimena es traductora de inglés y francés graduada en la Universidad Pontificia Comillas de Madrid. Vivió dos años y medio en Buenos Aires, donde estudió un máster en Estudios Latinoamericanos y creó junto con varios compañeros y compañeras de la Universidad de San Martín la revista Transas. En 2019 la editorial Torremozas publicó su traducción de El unicornio negro, de la poeta afroamericana Audre Lorde. Hoy vive entre Helsinki y Madrid.
Vana es la belleza
Si las rosas son tan rojas,
Y los lirios son tan blancos,
¿Debería una mujer exaltar su rostro
Porque produce deleite?
Ella no es tan dulce como una rosa
Un lirio sabe estar más erguido,
Y si fuera tan roja o tan blanca como ellos
No sería sino una de tres.
Ya se ruborice en el verano del amor
O en su invierno empalidezca
Ya haga alarde de su belleza
O la esconda tras un velo,
Sea roja o sea blanca,
Esté recta o encorvada,
El tiempo siempre ganará la carrera
Y la esconderá en su mortaja.
***
Beauty is Vain
While roses are so red,
While lilies are so white,
Shall a woman exalt her face
Because it gives delight?
She's not so sweet as a rose,
A lily's straighter than she,
And if she were as red or white
She'd be but one of three.
Whether she flush in love's summer
Or in its winter grow pale,
Whether she flaunt her beauty
Or hide it away in a veil,
Be she red or white,
And stand she erect or bowed,
Time will win the race he runs with her
And hide her away in a shroud.
¿Qué no daría yo?
Qué no daría yo por un corazón de carne que me caldeara,
En vez de este corazón que es siempre de piedra helada;
Duro y frío y pequeño, de todos los corazones el peor.
Qué no daría yo por tener palabras, si tan solo a mí vinieran;
Pero hoy, en su miseria, mi espíritu se ha vuelto insensible:
Ay, alegres amigos, pasad de largo, yo nunca tengo nada que decir.
Qué no daría yo por tener lágrimas; sonrisas, no, sino ardientes lágrimas,
Que lavaran el negro surco y derritieran la escarcha de los años,
Que lavaran la incrustada mancha y me hicieran pura de nuevo.
***
What Would I Give?
What would I give for a heart of flesh to warm me thro’,
Instead of this heart of stone ice-cold whatever I do;
Hard and cold and small, of all hearts the worst of all.
What would I give for words, if only words would come;
But now in its misery my spirit has fallen dumb:
O merry friends, go your way, I have never a word to say.
What would I give for tears, not smiles but scalding tears,
To wash the black mark clean, and to thaw the frost of years,
To wash the stain ingrain and to make me clean again.
Otoño
Paso mis días sola — sola, sola,
Mientras mi caudaloso río fluye hacia el mar
Enjoyado con resplandecientes barcos
Que no me traen ningún amigo:
Ay, canciones de amor, que brotáis de cientos de gargantas,
Ay, congojas del amor, dejadme en paz.
Bien les vaya a los barcos de carga que llevan al mar
Oro, piedras y especias:
Doncellas radiantes y esbeltas hacen flotar sus dulces notas,
Que son promesas de amor, que suplican —
Ay, dulces, pero efímeras —
Bajo velas trémulas y blancas como la nieve.
¡Callad! el viento sopla y se retira —
¡Callad! sentirán calma al ver la orilla —
Mi propia orilla, donde paso mis días sola;
Sus cantos incitan ecos en mi tierra —
No pueden oír mis lamentos.
Una golondrina solitaria y rezagada sobrevuela
El mar, zarandeada por la cruda tempestad de otoño
Pobre pájaro, ¿se perderá?
Arrojada a este mar inhospitalario,
Sin ojos amables
Que presencien su muerte,
Ignorada, desatendida, libre:
Acabadas las congojas,
En libertad por fin,
Presa del sueño, de la muerte, de un dormir sin sueños.
Mi alameda es un túnel de robles,
A veces los fulminan los rayos
A veces la brisa trae bellotas y crujientes hojas;
Bien les vaya a mis árboles fértiles,
Que brotan sus bondadosas cabezas y viven con simpleza.
La tela de una araña obstruye mi alameda;
Una araña precavida y sabia
Que atrapa moscas abatidas e ingenuas.
Cada mañana tiende un arcoíris ensartado de rocío
Entre ramas reverdecidas de savia
Y es tan bello, que pocas criaturas ven que es una trampa:
Yo no dañaré su tela,
Aunque me apene ver cómo se apagan las vidas diminutas.
Tiemblan — mis árboles tiemblan— pues se levanta el viento
En la bóveda que los albergaba:
Cada vela blanca y temblorosa
De barcos entre el agua deja
Mellas y estragos en el ventarrón de fuerte voz:
Y las doncellas cantan de nuevo —
Lánguidas doncellas a quienes la calma
Había acunado en su sueño con reposo y especias y bálsamos,
Millas río abajo, hacia el mar,
Flotan y menguan
A muchas millas de mí.
Quizá digan: «Sufre sus penas,
Encaramada, como una luz, a su torre».
Quizá digan: «En una
Hora, bailaremos entre las gavillas doradas».
Quizá digan: «En una
Hora, estaremos
Cara a cara, mano con mano;
¡Apresúrate, oh, indolente ventarrón, a la tierra que ansiamos!»
Mis árboles no están en flor,
Yo no tengo una enramada,
El viento hace chirriar a mi torre,
Y mi orilla está sola, infinitamente sola.
***
Autumn
I dwell alone—I dwell alone, alone,
Whilst full my river flows down to the sea,
Gilded with flashing boats
That bring no friend to me:
O love-songs, gurgling from a hundred throats,
O love-pangs, let me be.
Fair fall the freighted boats which gold and stone
And spices bear to sea:
Slim, gleaming maidens swell their mellow notes,
Love-promising, entreating—
Ah! sweet, but fleeting—
Beneath the shivering, snow-white sails.
Hush! the wind flags and fails—
Hush! they will lie becalmed in sight of strand—
Sight of my strand, where I do dwell alone;
Their songs wake singing echoes in my land—
They cannot hear me moan.
One latest, solitary swallow flies
Across the sea, rough autumn-tempest tost,
Poor bird, shall it be lost?
Dropped down into this uncongenial sea,
With no kind eyes
To watch it while it dies,
Unguessed, uncared for, free:
Set free at last,
The short pang past,
In sleep, in death, in dreamless sleep locked fast.
Mine avenue is all a growth of oaks,
Some rent by thunder-strokes,
Some rustling leaves and acorns in the breeze:
Fair fall my fertile trees,
That rear their goodly heads, and live at ease.
A spider's web blocks all mine avenue;
He catches down and foolish painted flies,
That spider wary and wise.
Each morn it hangs a rainbow strung with dew
Betwixt boughs green with sap,
So fair, few creatures guess it is a trap:
I will not mar the web,
Tho' sad I am to see the small lives ebb.
It shakes—my trees shake—for a wind is roused
In cavern where it housed:
Each white and quivering sail,
Of boats among the water leaves
Hollows and strains in the full-throated gale:
Each maiden sings again—
Each languid maiden, whom the calm
Had lulled to sleep with rest and spice and balm,
Miles down my river to the sea
They float and wane,
Long miles away from me.
Perhaps they say: “She grieves,
Uplifted, like a beacon, on her tower.”
Perhaps they say: “One hour
More, and we dance among the golden sheaves.”
Perhaps they say: “One hour
More, and we stand,
Face to face, hand in hand;
Make haste, O slack gale, to the looked-for land!”
My trees are not in flower,
I have no bower,
And gusty creaks my tower,
And lonesome, very lonesome, is my strand.
Noticia Biográfica
Christina Rossetti (Londres, 1830-1894) fue una de las poetas más innovadoras y originales de la era victoriana. Junto con su hermano Dante Gabriel Rossetti, formó parte desde joven del movimiento prerrafaelita. Era profundamente religiosa, razón por la que buena parte de su obra poética es devocional. Su poesía es extraña, rica en símbolos del mundo natural y algo sombría, aunque también por momentos finamente irónica. Algunos temas recurrentes de su obra incluyen el desengaño amoroso, la abnegación, la transitoriedad del mundo material y la posición de la mujer en la sociedad de su época. Publicó, entre otros, The Goblin Market and Other Poems (1862) [El mercado de los duendes, 2004], el libro de poemas infantiles Sing-Song: A Nursery Rhyme Book (1872), y The Prince's Progress and Other Poems (1866), al que pertenecen los dos poemas aquí traducidos.