Edición 6
Cinco poemas de Sandra de la Torre
*Fotografía de Paula Mikaela Tamayo
Ven
calentémonos alrededor de estas cenizas
ahora que el tiempo no es más
el inicio ni el fin
de todas las hogueras
Herbert & Alex
A los Schlenker
Las fauces del obturador engullen su cuerpo
mientras subsiste el último crepúsculo
El padre se paraliza ante la mirada
de un lente de un hijo de un dios pequeño
que inventa la vida perpetua en un clic
accede a respirar perpetuamente en su pose
aunque sobreviva también el miedo
clic clic
clic
El hijo quisiera entrar en la caja oscura
exponer sus poros de plata
al milagro de luz que le imprima
la imagen latente del padre
Dispara forzándose a componer el cuadro
elige la intersección de las líneas en los tercios
ubica esos ojos cómplices o esas manos
o ese silencio
en el punto exacto de la belleza
Se entregan al azar del momento irrepetible
cuando el obturador abre la boca y engulle
la luz antes de que sea tiniebla
el polvo antes de que sea polvo
Un tigre
Una rama tendida al sol de abril
es mi cuerpo de nudos y astillas
Mi tronco en diálogo con la carne
del árbol desarraigado
en medio del bosque
tronco y carne
en el equilibrio del tiempo
como agua quieta la mirada
Enraizada mi carne
en la libertad del tigre
en la rama
a la hora de la siesta
con los ojos saciados
de paz
Me abrazo al tiempo
gozo la textura de cuerpo entero
me arranco del equilibrio
y es mi recuerdo
un tigre saciado
El semáforo anuncia rojo y salta el tragafuegos
canta la ópera de la flama
enciende el asombro en su teatro de esmog
El equilibrista tiende la cuerda
se orea al sol del Eclesiastés y se afana
seco hace tiempo
balancea su única proeza ante el parabrisas
Desfilan las piñas con los ojos descubiertos
listas para el goce
despiertan los jugos pasajeros
se entregan a los apetitos del sillón de atrás
El malabarista acaricia la redondez de la dicha
la sortea por los aires
no decide cuándo atraparla
sueña que tiene la perla de gran precio
hecha acaso de fuego
de cuerda floja
de fruta prohibida
Entonces la luz se torna verde
y todo es pasar
El canto del río llama
luz
Entran mis pies al torrente
tiemblan con el roce cristalino
Veo tu imagen entre la niebla nocturna
no sé si es holograma o memoria
o si tus pasos adivinaron mi ritual de invierno
Te acercas y mis labios quisieran ser agua
En el cuenco de mi mano caben gotas
las vierto en tus ojos
soy el bautista que asciende el río
a tu cuerpo
Mis dedos buscan la luz del torrente
chorreo luz en tu pecho
Sería más fácil si te arrodillaras
y dejaras que el agua te abrase
Tus manos intentan tocarme
pero me arrodillo
y es el río quien me lleva a su lecho
Noticia Biográfica
Sandra de la Torre Guarderas (Quito, 1971) es poeta, editora, guionista y realizadora audiovisual. Estudió comunicaciones en University of Nothwestern, de St. Paul, Minnesota. En 1998, Integró el Taller Literario de Poetas Jóvenes de la Casa de la Cultura Ecuatoriana. Más tarde ejerció su oficio en los talleres literarios de FLACSO Ecuador y Palacio (I)caza de Palabras de la Universidad Andina Simón Bolívar. Es cofundadora de Editorial Rascacielos. Su ópera prima en el género lírico, El hueco en el zapato, es Premio Nacional de Poesía Paralelo Cero 2012. Es coautora del poemario infantil “Cuando cierro mis ojosâ€, 2013. Ha publicado también el poemario sonoro Otoí±o en Zona Tórrida, 2014 y la antología Amor en el bolsillo, 2015.