Edición 16
W. H. Auden (Segunda entrega)
Otro páramo se complace en presentarles una muestra de los poemas más representativos de W. H. Auden. Esta es la segunda parte. Pueden consultar la primera parte aquí.
*La traducción es de Juan Afanador y Santiago Ospina.
Septiembre 1, 1939
Me siento en una de las tabernas
de Fifty-second Street
inseguro y asustado
mientras expiran las astutas esperanzas
de una baja década deshonesta:
olas de furia y miedo
circulan sobre los brillantes
y oscurecidos suelos de la tierra
obsesionando nuestras vidas privadas;
el hedor innombrable de la muerte
ofende la noche de septiembre.
La aguda academia puede
desenterrar la ofensa entera
que desde Lutero hasta ahora
a la cultura ha hecho enloquecer,
encontrar lo que ocurrió en Linz,
qué imago* formó
a un dios psicópata:
yo y el público sabemos
lo que todos los niños de colegio aprenden,
aquellos a quienes el mal les hacen
hacen el mal de vuelta.
El exiliado Tucídides sabía
todo cuanto el habla puede decir
sobre la Democracia
y lo que hacen los dictadores,
la basura antigua que hablan
a una tumba apática;
lo analizó todo en su libro,
desterrada la ilustración,
el dolor creador de vicios,
la mala administración y la aflicción:
debemos sufrirlos todos de nuevo.
Hacia este aire neutral
donde ciegos rascacielos usan
su altura entera para proclamar
la fuerza del Hombre Colectivo,
cada lenguaje vierte su vana
excusa competitiva:
pero quién puede vivir por mucho
en un sueño eufórico;
fuera del espejo ellos miran
la cara del imperialismo
y el error internacional.
Las caras a lo largo del bar
se aferran a su día promedio:
la luces nunca deben apagarse,
la música siempre debe sonar,
todas las convenciones conspiran
para hacer que este fuerte asuma
el mobiliario del hogar;
no sea veamos dónde estamos,
perdidos en un bosque embrujado,
niños con miedo de la noche
que nunca han sido felices o buenos.
Los militantes más verbosos atacan
el grito de las personas importantes
no es tan crudo como nuestro deseo:
lo que Nijinsky enfadado escribió
sobre Diaghilev**
es verdad para el corazón normal;
pues el error nacido en el hueso
de cada mujer y cada hombre
ansía lo que no puede tener,
no el amor universal
sino ser amado con exclusividad.
Desde la oscuridad conservadora
hasta la vida ética,
viene la densa masa de gente al trabajo
repitiendo su promesa matutina;
“Seré fiel a la esposa,
me concentraré más en el trabajo,”
e indefensos gobernantes despiertan
para seguir su juego forzoso:
¿quién puede liberarlos ahora,
quién puede llegar a los sordos,
quién puede hablar por los idiotas?
Todo lo que tengo es una voz
para deshacer la mentira doblada,
la mentira romántica en el cerebro
del sensual hombre de a pie
y la mentira de la Autoridad
cuyos edificios acarician el cielo:
no hay tal cosa como el Estado
y nadie existe en soledad;
el Hambre no deja alternativa
al ciudadano o al policía;
debemos amarnos unos a otros o morir.
Indefensos bajo la noche
nuestro mundo yace en estupor;
y aún, punteados en todo lugar,
irónicos puntos de luz
fulguran siempre que los Justos
intercambian sus mensajes:
puedo yo, hecho como ellos
de Eros y de polvo,
atormentado por la misma
desazón y desesperanza,
mostrar una llama afirmativa.
***
September 1, 1939
I sit in one of the dives
On Fifty-second Street
Uncertain and afraid
As the clever hopes expire
Of a low dishonest decade:
Waves of anger and fear
Circulate over the bright
And darkened lands of the earth,
Obsessing our private lives;
The unmentionable odour of death
Offends the September night.
Accurate scholarship can
Unearth the whole offence
From Luther until now
That has driven a culture mad,
Find what occurred at Linz,
What huge imago made
A psychopathic god:
I and the public know
What all schoolchildren learn,
Those to whom evil is done
Do evil in return.
Exiled Thucydides knew
All that a speech can say
About Democracy,
And what dictators do,
The elderly rubbish they talk
To an apathetic grave;
Analysed all in his book
The enlightenment driven away,
The habit-forming pain,
Mismanagement and grief:
We must suffer them all again.
Into this neutral air
Where blind skyscrapers use
Their full height to proclaim
The strength of Collective Man,
Each language pours its vain
Competitive excuse:
But who can live for long
In an euphoric dream;
Out of the mirror they stare,
Imperialism’s face
And the international wrong.
Faces along the bar
Cling to their average day:
The lights must never go out,
The music must always play,
All the conventions conspire
To make this fort assume
The furniture of home;
Lest we should see where we are,
Lost in a haunted wood,
Children afraid of the night
Who have never been happy or good.
The windiest militant trash
Important Persons shout
Is not so crude as our wish:
What mad Nijinsky wrote
About Diaghilev
Is true of the normal heart;
For the error bred in the bone
Of each woman and each man
Craves what it cannot have,
Not universal love
But to be loved alone.
From the conservative dark
Into the ethical life
The dense commuters come,
Repeating their morning vow;
“I will be true to the wife,
I’ll concentrate more on my work,”
And helpless governors wake
To resume their compulsory game:
Who can release them now,
Who can reach the deaf,
Who can speak for the dumb?
All I have is a voice
To undo the folded lie,
The romantic lie in the brain
Of the sensual man-in-the-street
And the lie of Authority
Whose buildings grope the sky:
There is no such thing as the State
And no one exists alone;
Hunger allows no choice
To the citizen or the police;
We must love one another or die.
Defenceless under the night
Our world in stupor lies;
Yet, dotted everywhere,
Ironic points of light
Flash out wherever the Just
Exchange their messages:
May I, composed like them
Of Eros and of dust,
Beleaguered by the same
Negation and despair,
Show an affirming flame.
Epitafio sobre un tirano
La perfección, de cierto tipo, era lo que buscaba
y la poesía que inventó era fácil de entender;
conocía la locura humana como la palma de su mano
y estaba muy interesado en flotas y ejércitos;
cuando reía, senadores respetables estallaban de risa
y cuando lloraba los niños pequeños morían en el pavimento.
***
Epytaph on a Tyrant
Perfection, of a kind, was what he was after,
And the poetry he invented was easy to understand;
He knew human folly like the back of his hand,
And was greatly interested in armies and fleets;
When he laughed, respectable senators burst with laughter,
And when he cried the little children died in the streets.
La caída de Roma
(para Cyril Connolly)
Los puertos son golpeados por las olas;
la lluvia, en un campo aislado,
azota un tren abandonado;
los bandidos las cuevas en las montañas colman.
Crecen irreales las togas de la tarde;
los agentes del fisco buscan
evasores de impuestos en fuga
por las cañerías de pueblos provinciales.
Privados rituales de magia
mandan a las prostitutas del templo a dormir;
todos los literati guardan para sí
una amistad imaginaria.
El cerebrotónico*** Catón podría
alabar las antiguas disciplinas,
pero los musculosos cuerpos de Marina
se amotinan por la paga y la comida.
La cama doble del César está tibia
mientras que un nimio empleado
escribe NO ME GUSTA MI TRABAJO
sobre un formulario oficial rosado.
Desprovistas de riqueza o de piedad,
pequeñas aves con patas escarlata,
sentadas sobre sus huevos con manchas,
ojean cada ciudad de gripa infectada.
Todas juntas, en otro sitio,
vastas manadas de renos se mueven a través
de millas y millas de musgo dorado,
muy apresuradas y en sigilo.
***
The Fall of Rome
(for Cyril Connolly)
The piers are pummelled by the waves;
In a lonely field the rain
Lashes an abandoned train;
Outlaws fill the mountain caves.
Fantastic grow the evening gowns;
Agents of the Fisc pursue
Absconding tax-defaulters through
The sewers of provincial towns.
Private rites of magic send
The temple prostitutes to sleep;
All the literati keep
An imaginary friend.
Cerebrotonic Cato may
Extol the Ancient Disciplines,
But the muscle-bound Marines
Mutiny for food and pay.
Caesar’s double-bed is warm
As an unimportant clerk
Writes I DO NOT LIKE MY WORK
On a pink official form.
Unendowed with wealth or pity,
Little birds with scarlet legs,
Sitting on their speckled eggs,
Eye each flu-infected city.
Altogether elsewhere, vast
Herds of reindeer move across
Miles and miles of golden moss,
Silently and very fast.
En memoria de W. B. Yeats
I
Desapareció en la muerte del invierno:
los arroyos estaban congelados, los aeropuertos casi despiertos,
y la nieve desfiguraba las estatuas públicas;
el mercurio se hundía en la boca del día moribundo.
Los instrumentos que tenemos coinciden
en que el día de su muerte era un frío día oscuro.
Lejos de su enfermedad
los lobos atravesaron los bosques perennes,
el río campestre no fue tentado por los muelles a la moda;
las lenguas matutinas
le ocultaron a los poemas del poeta su muerte.
Pero para él fue su última tarde como sí mismo,
una tarde de enfermeras y rumores;
las provincias de su cuerpo se sublevaron,
los cuadrados de su mente estaban vacíos,
el silencio invadió los alrededores,
la corriente de su sentir falló; se volvió sus admiradores.
Ahora está desperdigado en cien ciudades
y entregado totalmente a afectos desconocidos,
para encontrar su felicidad en otro tipo de madera
y ser castigado bajo un código extranjero de consciencia.
Las palabras de un muerto
se truecan en las entrañas de los vivos.
Pero en la importancia y ruido del mañana,
cuando los corredores rujan como bestias en el suelo de la Bolsa
y los pobres tengan los sufrimientos a los que están bastante acostumbrados
y cada quien en la celda de sí mismo esté casi convencido de su libertad,
unos pocos miles pensarán en este día
como cuando uno piensa en un día en que hizo algo ligeramente inusual.
Los instrumentos que tenemos coinciden
en que el día de su muerte era un frío día oscuro.
***
I
He disappeared in the dead of winter:
The brooks were frozen, the airports almost deserted,
And snow disfigured the public statues;
The mercury sank in the mouth of the dying day.
What instruments we have agree
The day of his death was a dark cold day.
Far from his illness
The wolves ran on through the evergreen forests,
The peasant river was untempted by the fashionable quays;
By mourning tongues
The death of the poet was kept from his poems.
But for him it was his last afternoon as himself,
An afternoon of nurses and rumours;
The provinces of his body revolted,
The squares of his mind were empty,
Silence invaded the suburbs,
The current of his feeling failed; he became his admirers.
Now he is scattered among a hundred cities
And wholly given over to unfamiliar affections,
To find his happiness in another kind of wood
And be punished under a foreign code of conscience.
The words of a dead man
Are modified in the guts of the living.
But in the importance and noise of to-morrow
When the brokers are roaring like beasts on the floor of the Bourse,
And the poor have the sufferings to which they are fairly accustomed,
And each in the cell of himself is almost convinced of his freedom,
A few thousand will think of this day
As one thinks of a day when one did something slightly unusual.
What instruments we have agree
The day of his death was a dark cold day.
II
Fuiste gracioso como nosotros; tu regalo sobrevivió a todo:
la parroquia de mujeres ricas, el decaimiento físico,
Tú mismo. La loca Irlanda te hirió hasta la poesía.
Ahora Irlanda tiene su locura y su clima inmóviles,
pues la poesía hace nada suceda: sobrevive
en el valle de su creación donde los ejecutivos
nunca querrían entrometerse, fluye al sur
desde ranchos de aislamiento y las penas ocupadas,
pueblos puros en los que creemos y morimos; sobrevive,
una forma de suceder, una boca.
***
II
You were silly like us; your gift survived it all:
The parish of rich women, physical decay,
Yourself. Mad Ireland hurt you into poetry.
Now Ireland has her madness and her weather still,
For poetry makes nothing happen: it survives
In the valley of its making where executives
Would never want to tamper, flows on south
From ranches of isolation and the busy griefs,
Raw towns that we believe and die in; it survives,
A way of happening, a mouth.
III
Tierra, recibe a un honorable invitado:
William Yeats a descansar se ha acostado.
Deja que descanse el recipiente irlandés
vaciado de su poesía.
En la pesadilla de la oscuridad
todos los perros comienzan a ladrar,
y las naciones que viven aguardan
cada una aislada en su rabia;
La desgracia intelectual
desde cada rostro humano logra observar,
y descansan los mares de piedad
congelados y encerrados en el mirar.
Sigue, poeta, sigue así
hasta el fondo de la noche,
con tu ilimitada voz
aún persuádenos de regocijarnos
Con la cosecha de un verso
has un viñedo a partir de la maldición,
canta sobre el fracaso humano
en un éxtasis de aflicción;
en los desiertos del corazón
deja que brote el manantial reanimador,
en la prisión de sus días
enseña al hombre libre a alabar.
***
III
Earth, receive an honoured guest:
William Yeats is laid to rest.
Let the Irish vessel lie
Emptied of its poetry.
In the nightmare of the dark
All the dogs of Europe bark,
And the living nations wait,
Each sequestered in its hate;
Intellectual disgrace
Stares from every human face,
And the seas of pity lie
Locked and frozen in each eye.
Follow, poet, follow right
To the bottom of the night,
With your unconstraining voice
Still persuade us to rejoice;
With the farming of a verse
Make a vineyard of the curse,
Sing of human unsuccess
In a rapture of distress;
In the deserts of the heart
Let the healing fountain start,
In the prison of his days
Teach the free man how to praise.
* Este término del psicoanálisis refiere a un concepto idealizado de un ser querido que se forma en la infancia y se mantiene en la adultez o una imagen que emerge del consciente jungiano colectivo a la cual una persona se aferra cuando forma su personalidad.
** Ambos fueron dos bailarines de ballet importantes durante su época. Eran amantes y su relación decayó cuando Nijinsky escribió cosas odiosas sobre Diaghilev en su diario.
*** Cerebrotónico es un término acuñado por el psicólogo William Herbert Sheldon (parte de su teoría de los tres tipos temperamentales) y que hace referencia a un carácter introvertido, privado e intelectual que prefiere expresar sus emociones artísticamente y no mediante la acción directa (diccionario médico de la Universidad de Navarra).
Noticia Biográfica
W. H. Auden (21 de febrero de 1907, York, Inglaterra) es considerado por algunos como el mayor poeta inglés del siglo XX. Otros, como Joseph Brodsky (ganador del premio Nobel de literatura en 1987), lo consideran “la mente más grande del siglo XX”. Como testigo de dos guerras mundiales, revoluciones y otras catástrofes, la poesía de Auden está cargada de un profundo sentimiento político, ético, social y psicológico. Publicó su primer libro de poemas en 1930 con la ayuda de T. S. Eliot y ganó el premio Pulitzer en 1948 por The Age of Anxiety. Estilísticamente Auden es conocido por ser un poeta muy versátil: usa tanto versos cortos como versos largos; toma prestado el conocimiento científico; incorpora el habla popular a su escritura y recibe influencias del marxismo (en su etapa de juventud) y de la religión (en su etapa de madurez). Auden murió en Vienna en 1973.