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Edición 22

Primer coro de 'La roca' de T. S. Eliot



Estos coros forman parte de una obra teatral en verso llamada La roca, publicada por T. S. Eliot en 1934. La obra fue presentada en el teatro Sadler’s Wells del 28 de mayo al 9 de junio. Inicialmente las ganancias se destinaron a ayudar al Fondo de la Diócesis de Londres, una beneficencia cuyo fin era el de ayudar a construir nuevas iglesias y a mantener iglesias antiguas. 

 

*La traducción fue hecha por Juan Afanador y Santiago Ospina, codirectores de Otro Páramo.

 

 

 

 

I

 

El águila asciende a la cumbre del Cielo,

el Cazador con su jauría sigue su recorrido,

¡Oh revolución perpetua de las organizadas estrellas,

Oh recurrencia perpetua de las estaciones establecidas,

Oh mundo de primavera y otoño, nacimiento y muerte!

El ciclo sin fin de idea y acción,

invención sin fin, experimento sin fin,

trae conocimiento del movimiento, pero no de la quietud;

conocimiento del habla, pero no del silencio;

conocimiento de las palabras e ignorancia de la Palabra.

Todo nuestro conocimiento nos acerca a la muerte,

pero cercanía a la muerte y no más cerca de Dios.

¿Dónde quedó la vida que hemos perdido viviendo?

¿Dónde quedó la sabiduría que hemos perdido en el conocimiento?

¿Dónde quedó el conocimiento que hemos perdido en la información?

Los ciclos del Cielo en veinte siglos

nos alejan de Dios y nos acercan al Polvo.

 

Viajé a Londres, la Ciudad del tiempo medido,

donde el río fluye con flotaciones extranjeras.

Allí me dijeron: tenemos demasiadas iglesias,

y muy pocos desolladeros. Allí me dijeron:

que los vicarios se retiren. Los hombres no necesitan la Iglesia

en el lugar donde trabajan, sino donde pasan sus domingos.

En la Ciudad no necesitamos campanas:

que despierten a los suburbios.

Viajé a los suburbios y allí me dijeron:

laboramos durante seis días, en el séptimo debemos conducir

hasta Hindhead o Maidenhead.

Si el tiempo es horrible nos quedamos en casa y leemos la prensa.

En distritos industriales allí me hablaron

de las leyes económicas.

En la plácida campiña parecía

que actualmente el campo es solo apropiado para pícnics.

Y parece que la Iglesia no es querida

en el campo o en el suburbio; y en la ciudad

solo para bodas importantes.

 

LÍDER DEL CORO:

 

¡Silencio!, y guarden una distancia respetuosa.

Pues yo percibo que se acerca

La Roca. Quien tal vez responderá nuestras dubitaciones.

La Roca. El Observador. El Extraño.

El Sacudido por Dios, en quien la verdad es innata.

 

Entra La Roca, seguida por un NIÑO

LA ROCA:

 

El destino del hombre es el trabajo incesante,

o el ocio incesante, lo cual es incluso más difícil,

o el trabajo irregular, lo cual no es agradable.

He pisado el lagar en soledad y sé

que es difícil ser realmente útil renunciando

a las cosas que los hombres toman por felicidad, buscando

las buenas obras que conducen a la oscuridad, aceptando

con el mismo rostro a aquellos que traen ignominia,

el aplauso de todos o el amor de ninguno.

Todos los hombres están dispuestos a invertir su dinero

pero la mayoría espera dividendos.

Yo les digo: que su voluntad sea perfecta.

Yo les digo: no se fijen en la cosecha

sino únicamente en la siembra correcta.

 

El mundo gira y el mundo cambia,

pero una cosa no cambia.

En todos mis años, una sola cosa no cambia,

no importa como se disfrace, esta cosa no cambia:

el enfrentamiento perpetuo entre el Bien y el Mal.

Olvidadizos, descuidan sus santuarios e iglesias;

los hombres que ustedes son en este tiempo ridiculizan

lo que se ha hecho de bueno, ustedes encuentran explicaciones

para satisfacer la mente racional e iluminada.

Ustedes descuidan y menosprecian el desierto.

El desierto no está remoto en trópicos del sur,

el desierto no está solamente a la vuelta de la esquina,

el desierto se ha colado en el tren junto a ti,

el desierto está en el corazón de tu hermano.

El hombre bueno es el constructor, si construye lo que es bueno.

Yo les mostraré las cosas que ahora se hacen,

y algunas de las cosas que fueron hechas hace mucho tiempo,

para darles esperanza. Hagan que su voluntad sea perfecta.

Déjenme mostrarles el trabajo de los humildes. Escuchen.

 

Las luces bajan; en la penumbra las voces de los TRABAJADORES se escuchan cantando.

 

En los lugares vacantes

construiremos con ladrillos nuevos

Hay manos y máquinas

y barro para un nuevo ladrillo

y cal para un nuevo mortero

Donde los ladrillos han caídos

construiremos con una piedra nueva,

donde las vigas están podridas

construiremos con nuevos maderos,

donde la palabra está en silencio

construiremos con habla nueva.

Hay labor en conjunto,

una Iglesia para todos

y trabajo para cada quien.

Cada hombre a su labor.

 

Ahora se ve la silueta de un grupo de TRABAJADORES contra un cielo nublado. Desde lejos les responden las voces de los DESEMPLEADOS.

 

Ningún hombre nos ha contratado

Con las manos en los bolsillos

y cabizbajos

nosotros nos paramos en lugares abiertos

y temblamos en cuartos apagados.

Solo el viento se mueve

sobre campos vacíos, sin cultivar

donde el arado descansa, en ángulo

contra el surco. En esta tierra

habrá un cigarrillo para dos hombres,

para dos mujeres la mitad de una pinta de agria

cerveza. En esta tierra

ningún hombre nos ha contratado.

Nuestra vida no es bienvenida, nuestra muerte

no se menciona en el ‘Times’.

 

Canto de TRABAJADORES de nuevo.

 

El río fluye, las estacones se suceden

El gorrión y el estornino no tienen tiempo que perder.

si los hombres no construyen,

¿cómo tienen que vivir?

Cuando el campo esté arado

y el trigo sea pan

ellos no habrán de morir en una cama demasiado chica

y una sábana estrecha. En esta calle

no hay principio, no hay movimiento, no hay paz y no hay principio

sino ruido sin lenguaje, comida sin desperdicio.

Sin tardanza, sin premura

nosotros construimos el principio y el fin de esta calle.

Nosotros construimos el significado:

una Iglesia para todos

y un trabajo para todos.

Cada hombre a su labor.

 

 

***

 

I

 

The Eagle soars in the summit of Heaven,

The Hunter with his dogs pursues his circuit.

О perpetual revolution of configured stars,

О perpetual recurrence of determined seasons,

О world of spring and autumn, birth and dying!

The endless cycle of idea and action,

Endless invention, endless experiment,

Brings knowledge of motion, but not of stillness;

Knowledge of speech, but not of silence;

Knowledge of words, and ignorance of the Word.

All our knowledge brings us nearer to our ignorance,

All our ignorance brings us nearer to death,

But nearness to death no nearer to GOD.

Where is the Life we have lost in living?

Where is the wisdom we have lost in knowledge?

Where is the knowledge we have lost in information?

The cycles of Heaven in twenty centuries

Bring us farther from GOD and nearer to the Dust.

 

I journeyed to London, to the timekept City,

Where the River flows, with foreign flotations.

There I was told: we have too many churches,

And too few chop-houses. There I was told:

Let the vicars retire. Men do not need the Church

In the place where they work, but where they spend their Sundays.

In the City, we need no bells:

Let them waken the suburbs.

I journeyed to the suburbs, and there I was told:

We toil for six days, on the seventh we must motor

To Hindhead, or Maidenhead.

If the weather is foul we stay at home and read the papers.

In industrial districts, there I was told

Of economic laws.

In the pleasant countryside, there it seemed

That the country now is only fit for picnics.

And the Church does not seem to be wanted

In country or in suburbs; and in the town

Only for important weddings.

 

CHORUS LEADER:

 

Silence! and preserve respectful distance.

For I perceive approaching

The Rock. Who will perhaps answer our doubtings.

The Rock. The Watcher. The Stranger.

He who has seen what has happened.

And who sees what is to happen.

The Witness. The Critic. The Stranger.

The God-shaken, in whom is the truth inborn.

 

Enter the ROCK, led by a BOY:

THE ROCK:

 

The lot of man is ceaseless labour,

Or ceaseless idleness, which is still harder,

Or irregular labour, which is not pleasant.

I have trodden the winepress alone, and I know

That it is hard to be really useful, resigning

The things that men count for happiness, seeking

The good deeds that lead to obscurity, accepting

With equal face those that bring ignominy,

The applause of all or the love of none.

All men are ready to invest their money

But most expect dividends.

I say to you: Make perfect your will.

I say: take no thought of the harvest,

But only of proper sowing.

 

The world turns and the world changes,

But one thing does not change.

In all of my years, one thing does not change.

However you disguise it, this thing does not change:

The perpetual struggle of Good and Evil.

Forgetful, you neglect your shrines and churches;

The men you are in these times deride

What has been done of good, you find explanations

To satisfy the rational and enlightened mind.

Second, you neglect and belittle the desert.

The desert is not remote in southern tropics,

The desert is not only around the corner,

The desert is squeezed in the tube-train next to you.

The desert is in the heart of your brother.

The good man is the builder, if he build what is good.

I will show you the things that are now being done,

And some of the things that were long ago done,

That you may take heart. Make perfect your will.

Let me show you the work of the humble. Listen.

 

The lights fade; in the semi-darkness the voices of Workmen are

heard chanting.

 

In the vacant places

We will build with new bricks

There are hands and machines

And clay for new brick

And lime for new mortar

Where the bricks are fallen

We will build with new stone

Where the beams are rotten

We will build with new timbers

Where the word is unspoken

We will build with new speech

There is work together

A Church for all

And a job for each

Every man to his work.

 

Now а group of WORKMEN is silhouetted against the dim sky. From

farther away, they are answered by voices of the UNEMPLOYED.

 

No man has hired us

With pocketed hands

And lowered faces

We stand about in open places

And shiver in unlit rooms.

Only the wind moves

Over empty fields, untilled

Where the plough rests, at an angle

To the furrow. In this land

There shall be one cigarette to two men,

To two women one half pint of bitter

Ale. In this land

No man has hired us.

Our life is unwelcome, our death

Unmentioned in “The Times.”

 

Chant of WORKMEN again.

 

The river flows, the seasons turn,

The sparrow and starling have no time to waste.

If men do not build

How shall they live?

When the field is tilled

And the wheat is bread

They shall not die in a shortened bed

And a narrow sheet. In this street

There is no beginning, no movement, no peace and no end

But noise without speech, food without taste.

Without delay, without haste

We would build the beginning and the end of this street.

We build the meaning:

A Church for all

And a job for each

Each man to his work.


Noticia Biográfica


T. S. Eliot (1888-1965), dramaturgo, poeta, editor, y crítico literario, es sin duda una de las figuras más importantes de la poesía moderna. Ganó el Premio Nobel en 1948. Publicó, entre otros, "The Love Song of J. Alfred Prufrock", The Waste Land (1922), Four Quartets (1943), Burnt Norton (1941) y The Cocktail Party (1949). Su obra se destaca por experimentar con el lenguaje y el intento de concretar, en un objeto verbal, la conciencia quebrada del hombre moderno. 



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