Edición 10
Carmen Camacho: poesía española
Botánica para zurdas
…yo estudiaba segundo de jazmines.
Manuel Alcántara
Salón que no se usaba más que para enseñarlo a las visitas. Sobre las baldas del
mueble, custodiados por dos pavos-ángeles de plata y alas tajantes, libros siempre-
por-leer. Entre sus páginas, momentos de mayo, indicios de patio: rosas disecadas,
estambres, jazmín pajizo, ramita de perejil. Fueron mis marcapáginas, el herbario
sin concierto de cuando chica. Un injerto de ayer en mis costuras.
Libros implacables ante el denuedo del clavel. Su olor que ya no es. Ataúdes
de la rosa desvaída. Manías menta de niña extraña.
También recuerdo que una tarde comí cal y un pétalo celeste.
*
No creció la flor viva que planté en las páginas de aquellos libros.
Por ello, ahora, aquí, mi método inverso, inservible para taxidermistas de
otras primaveras:
déjame sembrar en tu campo, amor, esta bolsita de palabras inciertas.
Las de este pueblo no podemos ser
sino así
Idéntica a la vecina
cada mañana me entallo la armadura
salgo a la calle me erijo vocifero
voy dejando a toda prisa en los buzones
el folleto explicativo de mi fuerza
Alzo la casa a pulso
amamanto a una impresora
meto a presión el dedo en las rendijas
doy golpes en la barra de los bares
Las de este pueblo somos fuertes por ley
Este no es un sitio de nenazas
Hacer oficio de dulzura
es un acto a todas luces reaccionario
*
Sin embargo en ocasiones
hemos visto mujeres
hablar con cálida voz
temblar al decir te adoro
ir por las calles sin máscara
de pestañas
llorar sin acudir a los mortuorios
Son muchachas forasteras
muy raras
y no sé cómo se atreven
Morir de pie
A las maniquíes
seres raptados de un instante de vida
se nos nota cansadas
tristes
tensas
aburridas
de vestir a la última
de hacer como si-
de poner la mueca de estar
de vuelta
de morir de lo nuestro
disimularlo
y seguir en pie
en las interminables tardes
de los domingos
Soleá for lovers
Con sábanas, sin sábanas,
pero el amor
de organiza.
*
Que por los mismos motivos
por los que despierta el día
yo quiero dormir contigo.
*
¡Ay, quién pudiera llevar
de los lunaritos tuyos
una contabilidad!
*
Viviendo enfrente
y todavía no sabes
venir a verme.
*
Perderme, voy a perderme
—lo sé yo y lo sabes tú—
que soy de esas mariposas
que se abrasan en la luz.
*
De tu último portazo
todavía se estremece
el agüita de mi vaso.
*
Doble sentido:
aprende a irte
por donde has venido.
*
Por darle un giro a mi vida
le di la vuelta al colchón
la noche de tu partida.
Citroën méhari
Llévame oh llévame a la perdición
en mobilette mi amor.
Aníbal Núñez
Haberme dicho, amor, en tus cartas
cibernéticas, que el descapotable
ese del que me hablabas
y me jurabas —qué cara tienes—
aparcar en mi puerta, las vecinas
pendientes, yo arreglada,
haberme dicho, leche, que ese coche
era como eres tú, un amasijo
de risas/ una cosa por revisar
sin puertas, sin cadenas, sin ventanas,
sin luces, ¿y el techo?
—contigo siempre llego a la Encomienda
con la atmósfera por montera—.
Si yo hubiera sabido antes esto,
(quién iba a imaginar)
que una tartana, tú la llamas Mehari,
sin tilde, así: “Mehari”,
era tu descapotable tan famoso,
y que ahora me sonríes, las manos
al volante, las chanclas sobre el freno,
que me maten si no salgo corriendo
a buscarte y a darnos a la vida
al vuelo, a ras, al Duero.
Tocata y fuga a dos caballos. Esta
es la hora de darnos jaque, pronto.
Haberme dicho, amor, que tú eras esto.
Hubiéramos cabalgado antes.
Colores —añil, púrpura— cuyos nombres no conozco —cinabrio— con tal de volver a verlos —zaino— por siempre la vez primera. Albayalde. Colores que habitan el nombre de las cosas —celeste, nazareno, ceniza— y en ellas se esconden o diluyen. Buganvilla. Colores que no conocen su nombre. Calipso. Estrenan mis ojos.
El ámbar
(Pieles al sol en las curtiembres de fez)
El ámbar a jirones, préstamos de luz, sol al sol,
que asentándose en los pellejos se pone íntimo, se acurruca oscuro. Azoteas de Fez el-Bali. Prosternados, en el aire putrefacto de las curtidurías, vellocinos de oro, la piel del fauno, cuentas del gran collar de succino.
Juro por el dios de mis hijos no decir sinestesia. Sinestesia. De niña fui gancho de trilero en la puerta de Bab R’Cif, hasta que me prendió la policía científica y me cortó las uñas. Tres vasos de té bocabajo: en uno, el hedor; en uno, el cuero vivo; en uno, el ámbar. Aprendí el veloz movimiento con el que poder trocarles ahora los sentidos inventando, por ejemplo, que en la universidad de al-Qarawiyyin, para explicar los ambarinos mandan llamar a un noquero mudo. Este es un truco muy sencillo y aparente que manosean las malas poetas. Y yo quisiera ser la peor de todas. Pero no me deja Sor Juana Inés.
Por eso seré honesta y me atendré a la más estricta verdad. Que en Fez el-Bali el ámbar se extrae del vapor que expide la compleja proporción de tierra, sal, carne, estiércol, grasa, sangre, aceite, pelo y hombre. Que esta cartera cuesta el jornal de aquel muchacho. Que en Fez el-Bali, los cueros aprenden la luz y la sed de la sed y la luz de brozas y pajas. Que honro la grieta. Que en Fez el-Bali banderas de cordero ondean al viento. Que me muera antes de asemejar a una alfombra voladora esta tristeza. Que en Fez el-Bali, antes de que las curtiembres se convirtieran en un parque temático de arcadas de europeos y hierbabuena, Pasolini había abrazado la antigüedad de los jóvenes que alzan sonrientes el trofeo del amarillo, o eso sueño. Que en Fez el-Bali el ámbar de los pobres curte las heridas y no se sacia. Que esta mañana hace frío en la medina, a pesar de que aprieto en este puño un sol de piedra. Que ni en Fez el-Bali ni en la calle de mi padre ningún pobre dice de sí ser ciudadano.
Para caminar Fez sin toda la miopía junta de todos los turistas, hay que guardar silencio absoluto. Pasar sin ser notada. Mirar sin ofender. Concentrarse en el ámbar.
Deshabitaciones
Llega el tiempo cabrón de las mudanzas
Luis Melgarejo
De quién qué cosa:
Los libros las fotos los calcetines
las manos
De quién es cada objeto tuyo y mío
Cómo repartir sin destrozar
la manta de ir al campo por ejemplo
si no es deshaciendo punto a punto
la urdimbre que tejieron las agujas
del reloj y enterrar por los cajones
la madeja temblorosa
encontrarla tal vez
quién sabe en cuántos años
tomarla con nostalgia
acercarla a la cara
olerla y al fin
regalársela al gato
Letra pequeña
Hay daños que no cubre el seguro
combinado del hogar, lo sé.
Las llamadas perdidas, por ejemplo,
las cartas rotas, la soga de seda,
la noche que hay detrás de los espejos,
esta plaga de cristales en el pecho.
La ablación de mi sed.
Así contraje la enfermedad de los jabones.
Por eso le quise, con todo el hastío.
Contra la vida en vilo
fui hueco en su hueco, frío en la guantera,
materia inmóvil.
Dejé crecer las paredes de esta casa
conmigo dentro.
Pasaron siglos, siglos de reloj.
No abundaré en detalles, señorita.
Sólo diré que he arrancado la puerta de cuajo,
que he tenido la misericordia
de tirar al barro
el azúcar glasé,
que ahora me entra luz en la despensa.
Ya sé, tampoco contempla la póliza
el amor a terceros, el temporal de sol,
el tumulto en las calles ni el motín de la hormiga.
Pero este es un caso de delicadeza mayor.
Y yo sólo llamaba para decirle, amiga,
que me acabo de conceder
a todo riesgo
la incertidumbre de vivir
abierta de par en par.
Palabra de agua
Hermana: si la sed,
aprisa,
avisa al zahorí;
que venga a alzar su vara
para invocar mi savia
hasta quebrar la fuente,
hasta rajar la piedra.
Que la sierra rompa aguas
y te me dé a beber.
Dale en pago la sal del sur.
Hermana: si el hambre,
la nube venga
y mi nieve sea
flor de algodón
sobre el rastrojo,
quietud en la huerta,
trino y azahar mañana.
Lávate en lenta ablución.
Es primavera.
Hermana: si el amor,
apriétame los puentes,
haz de una gota un río,
échale caudal al caudal.
Y, anda, vete con él
a saltar en los regatos,
alza la falda,
moja el calzón.
Al anochecer
pídeme juncos,
luna baja y una orilla.
Tumba al amante a tu lado.
Despertarás mojada de rocío.
Hermana: si el odio
o el alpechín
se nos metiera dentro,
si tú profanas el vapor
con óxido de olvido
y mi llanto arrasa ciudades;
rápido,
siéntete la sangre,
pálpate las lágrimas,
fluya yo en ti.
En tu molécula
y en tu alma está el mar.
Escucha
tu palabra que es la mía,
y date por siempre viva:
Agua eres.
Minimás
(antiaforismos)
¿En qué inviertes tus latidos?
*
El pez volador quiere vivir en la grieta que hay entre el cielo y el mar.
*
La poesía encuentra su horma en las manos de quien la aventa.
*
Los omoplatos son encías de ala.
*
Los estampados curiosos de los vestidos avisan de la lluvia.
*
“Freír la cebolla hasta que pierda el orgullo.” (Mi abuela, dictándome una receta de cocina).
*
Comencé a entender que todo iba mal el día que dejó de llamarme “chiquitina” para rebajarme a la condición de “princesa”.
*
Desconfío de la puerta a la que le brillan los candados.
*
…Y la tristeza como unas medias rotas.
*
Yo estoy hecha de derribos.
*
Susurro al loro palabras obscenas para no dormirme tan sola.
*
Me dormí llorando.
Soñé con peces.
*
Algunas mañanas, al pájaro de las alas amputadas le duele el vuelo.
*
Quebrarme entera hasta escupir cristales.
*
Todo Sistema aprieta: decide cómo usar tu destornillador.
*
Sal, sed, sí, sol: sur.
*
Conjuro
Que cada semilla contenga un bosque.
Noticia Biográfica
Carmen Camacho (Espaí±a, 1976). Ha publicado los poemarios Campo de Fuerza (2012), La mujer del tiempo (2011), 777 (2007) y Arrojada (2007), el cuaderno de cantares Letra Pequeí±a (2014), el libro de prosas Vuelo doméstico (2014), el de aforismos Minimás(2008 y 2009 -2ª ed.) y Las versiones de Eva (2014), antología personal de su trabajo poético. Su obra se encuentra parcialmente traducida al inglés, francés, italiano, portugués, árabe y armenio. Como antóloga ha publicado Seré bre/ -aforismos y otras breverías- (Universidad de Sevilla, 2015) y Punto de Partida. 10 poetas jóvenes desde Andalucía, editado por la UNAM con motivo de la 20ª Feria Internacional del Libro de Guadalajara (México).
Interesada en el diálogo de la palabra poética con las artes y el teatro, integra, junto al cantaor Juan Murube y la bailarina Raquel López Lobato La Bella Aorta, compaí±ía que en la actualidad está llevando a teatros y escenarios alternativos espaí±oles la obra Toma de Tierra, que aúna palabra de viva voz, quejío y danza contemporánea. Acaba de adaptar para teatro La Ilíada, en la obra estrenada en julio de 2015 en el Teatro Romano de Itálica (Sevilla), con la colaboración del grupo de rock Pony Bravo.
Ha impartido charlas, lecturas y talleres de creación literaria en universidades y otras instituciones culturales de Espaí±a, Italia, Portugal, Rusia, Túnez, Argelia, México, Colombia, Ecuador y Bolivia. En Sevilla, ciudad donde reside, coordina el taller de poesía de la escuela de escritura Fuentetaja. Forma parte del consejo editor de Nayagua, de la Fundación Centro de Poesía José Hierro y ejerce la crítica literaria y la reflexión en torno a cuestiones sociales en varias publicaciones especializadas. Forma parte del colectivo de expresión y agitación cultural La Palabra Itinerante.
Entre los reconocimientos a su trabajo poético cuenta con el Premio iberoamericano Fernando Quií±ones de Poesía 2011, el Premio La Voz + Joven de la Obra Social y Cultural Caja Madrid y La Casa Encendida, el 1er premio del Poetry Slam de la LILEC 2009 y el 2º premio del internacional de Poesía Pilar Paz Pasamar 2010. Su página web es www.carmencamacho.net.