Edición 18
María Tabares
Duelo
Obligada quedó al silencio de los ojos.
Una hoguera evaporó con su fuego
el agua que anidaba entre los cuencos
antes de derramarse en sal que sana.
Ella invoca de nuevo las palabras como espadas
abre la herida, otra vez,
busca no dejar nada suspendido
desvestirse de añoranzas.
Negada en su ser, su identidad,
monumentales bibliotecas de prejuicios salieron de la boca del amante
como papel que atizaba el fuego, quemaron su piel,
adelgazaron el metal y lo afilaron, hirieron las manos,
creyendo la cabeza cortaron el corazón
y su sangre -dulce entre su río-
rodó expuesta sin compasión sobre las calles.
Cruel fue con ella este espejismo.
Cruel, como el amor de Narciso y de Otelo.
Cruel, como el amor del tuerto que mutila todo lo que mira.
Cruel, como el amor del sordo que incapaz de escuchar un canto
en ataques de ira todo lo destroza.
Cruel, como el amor de aquel que sólo puede valorar a una Eva igual a su costilla.
Yo soy la casa.
En mí suenan los platos y los vasos,
un insomne da vueltas en la cama,
el gato duerme.
Soy las descoloridas paredes
y el tapete rojo escondite
del polvo.
También la luz.
También la puerta cerrada.
Homicidio
“Los metieron todos a una fosa
les echaron diesel y prendieron fuego.”
Ayotzinapa (México). Periódico El mundo. 2014.
“¡Viva la cacería!”
grita el tirano.
La sangre de una joven dibuja
un corazón sobre las piedras
rota la cabeza como un cuenco de barro
sin remiendo.
A pesar de la quietud
la falda arrastra todavía la reciente carrera
el caudal entre las venas
la libertad blanca de los muslos
contra el viento.
En su mano izquierda guarda
una manzana invisible.
“¡Han de caer para siempre los incómodos!”
ordena.
“¡Tanto sueño estúpido!”
“¡Que se atrevan a sentirse protegidos creyendo que,
por ser muchos, no nos temblará la mano!”.
La dulzura, inerte, se pudre como una flor.
¿Cuál habrá sido su pecado?
Horrorizados los vientos se arrodillan,
los pájaros, las ventanas, las puertas,
los ratones.
Las moscas por su propia voluntad
se hacen unas solas con los vidrios
las sopas, las aguas estancadas.
Nadie puede ni quiere el movimiento.
Moverse es pecar tres veces,
cometer un sacrilegio.
Hombres, mujeres y niños se tapan la boca
con las manos, permanecen a oscuras
guarecidos en sus casas.
Las nubes atónitas atraviesan con sus ojos
la debacle
sin llorar.
¡Réquiem! ¡Réquiem!
Por milésimas de segundo
el mundo abandonado de sí mismo
es un cuadro al óleo, una pintura:
la sangre seca por el suelo
junto al rostro
dibuja un corazón.
Reinicia su indiferencia
el segundero del tiempo.
Comienza otra vez el olvido.
Cuando te vas te pierdo
no queda piel
de la cual colgarme
o arroparme
No queda memoria de ti
que me rescate
Te vas
y adentro
afuera
no queda nadie.
Transporte público
A ellas: la voz y el corazón que me antecede
Por la ventana vertiginosa cruza Europa.
Orlando y su imagen travestida en el espejo
van en el mismo tren, atraviesan siglos continentes de la mano
son dos amantes alelados escuchándose.
Hace frío.
Tras las ventanas en Bogotá los transeúntes corren
inundados de lluvia y todo luce
un poco triste.
Virgina Woolf ha muerto.
Sentada a su lado
inexistente otra mujer escribe aterida por el frío.
Es francesa. Nacida a orillas del Mekong.
Adelante va su amante
viene de Pekín, cierra los ojos
la degüella con sus párpados de filo.
Margarita está linda la mar
hace su invitación Rubén Darío
y la Duras suelta su enorme carcajada
en este trasatlántico de lata
que navega por las calles
donde es prohibido fumar y beber
pero ella no lo supo.
Casi todos los poetas han muerto
o están lejos:
La Pavana difunta de Olga Orozco ocupa su jardín
su gata Berenice calla como un “pequeño rumor de mata que se arranca”.
“Voy por ti ahora definitivamente voy por ti”
grita Angelamaría la más enamorada
y Desdea la loca, la que estuvo hecha de carne y hueso,
sucumbe al beso más profundo por arrancarle una lágrima al sol.
En la ventana
el reloj se detiene y ensordece.
Un pájaro negro en bluyín salta adentro de la caja
grita discursos por escuchar brillar las tres monedas.
Sí, los poetas han muerto
o están lejos.
Llueve.
Los peces vuelan
sus alas expanden
cierran
hacen giros
se deslizan
en picada
caen
caen
en el agua
y sus honduras.
A veces uno de ellos
vuela
se eleva
se eleva
las alas extendidas
tensas
(la boca llena de barro)
Salta
y muere
ahogado de cielo
sobre la superficie del estanque.
Inspiración
La poesía no irá
ni más lejos ni más hondo
que yo misma.
Atrapada
dentro de esta jaula
al diario mirar que son mis ojos
al diario pensar que ocupa
todas las horas de mis días
atrapada
a estos dedos solo superficie
sin vislumbrar el fondo
ni al pez ciego
luminoso entre lo oscuro.
Pobre poesía mía
pobre
sobreviviente parásita
asida a mis costillas
sin poder plantarse
tierra adentro
colgarse del sol
o del ala de un pájaro.
Amarrada en esta piel
a esta carne
a estos huesos.
¿A dónde van los pájaros muertos?
¿A dónde, los que no mueren por el atropello de un coche
o en el campo por la bala de un niño o de un hombre?
¿A dónde van cuando fallecen de enfermos o de viejos?
¿Por qué no caen como frutos de los árboles?
¿Como piedras?
¿Por qué no se ven sus cadáveres por los suelos de los bosques,
las calles, las aceras, el césped de todos los jardines?
Quién los entierra, antes que puedan los niños
y los poetas verlos deshacerse a la intemperie,
callados, quietos.
El carrusel
El carrusel con sus caballos
va y viene en un giro eterno.
Si no es de noche es de día
si no es de ida siempre es de regreso.
La Tierra es una niña boba
dando vueltas alrededor del sol.
Cada giro imperceptible
el carrusel se desplaza de su centro.
Cada caballo que sube o baja
es un paso certero hacia el vacío,
cada parpadeo de la niña
una grieta que se le hace al universo.
Hacia adentro
adentro
en vertical descenso
he pretendido sobrevolar el abismo,
ver desde su subterráneo cielo
la tierra y a mí misma.
Lluvia roja he visto caer de mis heridas.
Y sin embargo, todo lo emprendido,
absolutamente todo,
ha sido vuelo.
Noticia Biográfica
María Tabares. Bogotá, Colombia. Egresada de la Escuela de Escritores de México, SOGEM. En 2011 recibió el Premio Nacional de Poesía otorgado por el Museo Rayo y Ediciones Embalaje, Colombia, con su libro La luz poemas de sombra. En 2010, obtuvo el 2do lugar, en el mismo certamen, con el libro Y cae y suena y nos invade. En el 2013, su libro Los sombra obtuvo mención de honor, en el premio de poesía Cuidad de Bogotá.
De su obra narrativa han obtenido reconocimiento, el cuento La nií±a (finalista concurso “Las Quinientasâ€, Revista El Malpensante, 2005), su cuento Cinco minutos (3er lugar Concurso Nacional de Cuento, Fundación La Cueva, Barranquilla, 2013) y la novela corta Dibujo en los párpados (finalista en el concurso internacional de Novela Corta Mario Vargas Llosa, Perú, 2012).
Sus publicaciones son: La luz poemas de Sombra (Ediciones Embalaje 2012), Y cae y suena y nos invade (Edición en casa, 2013), Las Poetas del Megáfono (Editorial Raíz y Tumba, México, 2008), La tortuga feliz (libro de artista) (Editorial La Diéresis, México, 2012), ílulas (El íngel Editor, Ecuador, 2014)