Edición 25
Poesía venezolana: Rubén Darío Carrero
*Estos poemas son inéditos.
Escasez
Recuerdo que todo era una puerta
una ventana
un montón de libros sin leer
muros y edificios al sol
escaleras vecinos y palomas
todo el día
sin agua sin luz
el cuerpo
Imbécil porque cierras los ojos en el recuerdo
todo el día cumpleaños feliz
y las velas apagadas
derraman vapor de arroz al mediodía
sin agua sin luz
solo corazón del estómago a la boca.
Solidaridad
Desperté asustado
con los ojos cerrados.
Soñaba que yo era el día,
las paredes todo el tiempo detrás del sofá,
la soledad del azúcar en el agua fría,
la puerta detenida por el calor
y el vapor de arroz al mediodía.
No era el día lo que yo era.
No.
Las ventanas estaban abiertas,
los espejos subían en el ascensor sin luz,
los escuchaba,
y las gotas caían de la ropa
mojada todavía
tendida
en el reflejo de las manos y las nubes en el agua.
El sol era un cementerio de edificios.
Hablaba dormido desde el sueño
y la escuela de la esquina
también hablaba
y aprendí a cruzar la calle,
ser muchedumbre
que revienta la cerradura
y el ojo de la puerta,
las ventanas, la mesa.
El televisor
prendido de imágenes, hechos
y la voz del noticiero
imperceptible
en la buhonería
de la cabeza
o en el himno nacional
después de la película,
mujeres desnudas
y la estatua frente a los niños
al otro día
dócil
el caballo
varón y blanco.
La escuela era el hospital sin gasas ni camillas.
Son las tres de la madrugada
y no era el cuerpo
en la morgue
dormido
todavía.
No.
Sufría.
El gentío
agitando las banderas
mientras todos mueren.
Todos
muertos
por despertar temprano,
ir a la escuela,
trabajar,
nacer,
vivir.
Cruzas la calle
con los ojos
sin parpadeos
sonriendo
con tu mano enamorada.
Un país
Yo pienso y creo que amanece.
Amanece pensando que estoy muerto.
Sin duda, me muevo,
pero es el Sol, dice el forense.
Asesinado por cara de caballo,
un hombre, sí, un hombre, venas,
nervio, mandíbula, sombra,
bípedo
mamífero
cristiano,
un violador, un preso,
homicida y libre, con bigote escaso y negro,
franela color arrodíllate, maldito, perro, quieto.
El sueño es una morgue como un camaleón por dentro,
y las moscas ya son semanas,
desaparezco.
Despierto, solo, ingenuo,
en la cama que de niño ya era de hombre,
sano, culto, mentiroso, cruel,
era otro sueño,
del que nunca hablé,
sueño que me han enterrado por lo que no tengo,
por lo que no sé.
Vea también: Una reseña sobre El canon abierto por Santiago Espinosa.
Noticia Biográfica
Rubén Darío Carrero (Maracay, Venezuela,1986). Abogado, egresado de la Universidad de Carabobo. Profesor de la Universidad Central de Venezuela y dirigente político. Merecedor de una mención especial en el Premio Nacional Universitario de Literatura, aí±o 2009 (mención poesía). Ha terminado su segundo poemario Enemigo ciego, que todavía permanece inédito. Sus poemas y artículos han aparecido en el suplemento literario “Contenidoâ€, del diario El Periodiquito de Aragua; “Letra Inversaâ€, del periódico Notitarde; en la revista Viceversa (New York) y demás publicaciones. Escribe un blog que actualiza con fotografías y textos, titulado El hallazgo de los espejos (www.rubencarrero.blogspot.com), y otro, de corte político, La indiferencia y los días (www.laindiferenciaylosdias.tumblr.com).