Edición 29
Poesía española: Clara Núñez
Augustain es de la región de Tambacounda
Nació en un pueblo cercano a Sinthia
Se levanta cada día a las seis
Riega el huerto atentamente
Planta, cultiva, arregla
Es parco y políglota en pulaar, wolof y francés
Su sonrisa está llena de vida y
Obligaciones hechas de buen grado
Toma su té, come su cena, duerme como un niño
¿con qué sueña?
Nunca le verás apoyarse en el mango
De la pala pensativo y melancólico
El pasado, si le asalta, no lo muestra
El sol no le afecta
Su tenacidad recuerda al mar
Y nunca enferma
Me pregunto si, al igual que los baobabs
albergará miles de litros de agua
en su interior,
como ejemplo de fluidez y de reserva
Quiero estar presente en mi falso bautizo
Méteme en el agua completa y profundamente
Y si el agua se tiñe de rojo, no mires
Tengo lo que los ingleses del XIX llamarían “un pasado”
Brillo intermitente,
Tú sospechas como un bosque oscuro
Yo sospecho y voy como una dama
Abriendo los ojos tiernos, danzando rápida como un misterio
Por momentos quiero confesarme, pero,
¿querrás tú escucharlo?
Paseábamos y llovía, discutíamos
Sobre la lengua, el barroco
Los tres bajo un paraguas, todo era húmedo
Oscuro, salvaje, musgo en las cortezas
En la piedra, en los puentes
Agua sobre agua
Y cuando mi hermano exclamó clamando al cielo: ¡¡Porque el barroco!!
Todo el cielo se nos vino encima
Pero no pudimos callar
El milagro lo vieron otros
Nosotros seguimos mientras el Eume fluía,
Claro como una radiografía iluminando la tormenta
Los árboles que yo amo
No se irán ni mucho ni poco
Tiemblan
Crecen y se extienden ocultos
Bajo todo lo aparente
Esconden su ancla
Bien asidos al centro
Sin perder el eje ni la compostura
Como los niños digo que en invierno
Se desvisten, quedan sus ramas desnudas
A las inclemencias del tiempo
¿son los árboles desnudos el invierno?
No les verás llorar
Todo el otoño pude observar
El tinte de sus hojas agrietadas
Tan bellas y crujientes
Que iban cayendo lentamente, lentamente…
Ahora queda en pie su esqueleto
Las hojas se amontonan y deshacen
Como polvo al polvo
El árbol que yo amo espera
Y no le importa
Es sabio y tarde o temprano
Como los niños digo
Vendrí la primavera
Tendrán su traje nuevo
Brotes verdes celebrarán
El amanecer de los tiempos
Recuerdo de mi hermano David
Veo poco a mi hermano
Y cuando estamos juntos
Me lleva a los bosques
Antes, por el camino, siempre conduce él
Yo le escucho
Quiero amar lo que él abrace
En mis sueños aún le sigo de lejos
Para cazar serpientes
Pequeña y torpe
Confío ciegamente en su protección
Ni hombre ni mujer, andrógina y expectante
Estoy tranquila.
Cerca de mi hermano soy más verde y enraizada
El mundo es más posible, no importa si cae la noche
Somos detectives, buhoneros, alpinistas
Altivos
Vivimos en el siglo XIX y lo echamos de menos
¿Quién nos ha traído hasta aquí?
En el río Gambia, jabón, agua estancada y
Cientos de telas recién lavadas a secar sobre su arena de playa
Una vena milagrosa en medio de la tierra
Agua roja y marrón fluyendo en corrientes frías y pájaros azules
Me meto, me hundo, sumerjo mi cuerpo,
Salpico y la bebo hasta volverme inmune, hasta que se me arrugan los dedos, hasta que mi pelo
Es estopa y tinta y todos los niños me aceptan
Floto y observo; soy un cocodrilo, un hipopótamo, una piedra
Cumplo una fantasía y muere
Tras la curva del río baja el sol hinchado y brillante de puro agotamiento
todos recogen sus telas y en silencio
la luna asciende transparente por la otra cara del cielo
llegan las vacas, mojan sus pezuñas en la orilla
Se tumban legítimas y aristocráticas sobre la arena que ya no arde
Sol y luna empiezan a fundirse lento,
Todos sentimos claramente el fin de un día
Y el espacio es tan grande
Sinthian
Mugen las vacas
Balan las cabras
Rebuznan los burros
Hacia el cielo claro
desgastado por el sol
como tela
una y otra vez lavada
Qué lejos quedan de aquí las gaviotas
Y su graznido quejica
La tentación de huir, el anhelo
Si lo hay, no consigo identificarlo
La música está completa en el balanceo
De las hierbas,
Las vacas vagan
Marcando el paso de todo lo demás
Vea también: cinco poemas de Juan Arabia.
Noticia Biográfica
Clara Núñez (A Coruña, 1990). Profesora de español para extranjeros y periodista cultural. Actualmente reside en Riga donde trabaja como profesora. Fundadora del fanzine Human Beings con la ilustradora Hanako Mimiko, en el cual ha publicado sus poemas y otros textos literarios. Ha publicado sus poemas en la Revista literaria Otro Páramo, Digopalabra.txt, el fotolibro “Jam Tan!” y la antología colectiva “Autor/”.