Edición 30
Poesía chilena: Diego Alfaro Palma
Madriguera
A esta casa han llegado todos los huérfanos: objetos o personas o es esto la letra de una canción de velador, real como el vacío agitándose en la materia, las hojas barridas por el temporal, la imagen de un chevy en el óxido del patio mientras los niños que nunca tuvimos juegan a las escondidas sin saber por qué y pedimos que suban el volumen a estas cosas, sacarnos de una vez de los bolsillos: El amor ya no es lo que habita entre medio, sino el dolor que nos une a otros.
Sarajevo
In memoriam Rubén Jacob
Los pianistas perdidos en Sarajevo
y todos aquellos que sucumbieron
como niños
al fondo de una fosa
sabrán más tarde que nunca
que The Boston Evening Transcript
contará algún día su debacle
la vida que perdieron viviendo
en la esquina o en una calle
donde un poeta se asoma
a oír francotiradores
preguntándose
por qué los amigos ya no escriben
o reviviendo la suerte de esa mañana
al no perder las piernas
en la fila para el pan
pero la noche cae
y desearía leer ese vespertino
en algún restaurant frente a la costa
posar la servilleta en las rodillas
encendidas las lámparas de tulipas
el mar revolcándose
espumando contra las rocas.
Tordo
Hay veinte maneras
de sorprender a un tordo en un bar
botando su sueldo miserable
en bolsitas de alpiste
y cañas de aguardiente
aleteando entre nubes de humo
desaparecen en los jardines de la noche
silban algo triste al aire y tornean
como un bus fuera de recorrido.
III
el cadáver tantea la humedad
arrojado a un lugar que desconoce
desde una araucaria la noche en forma de pájaro
ninguno de nosotros estuvo ahí o fue arrestado
la bala adentro borbotea al pasar del río
su figura se pierde entre la niebla
como una sombra que asoma entre los hielos
el primero en descubrirla fue nuestro vigía
la voz y solo la voz de su crujido
el barco cercado como han cercado los barrios
y no quedó más que un país o un teatro pobre
el telón montado por quienes traicionaron al hambre
para acabar con la gravedad de las cosas
el lenguaje queda corto para hablar de la miseria
y yo te pregunto Jeanne si alguna vez supiste
de una historia más triste que la nuestra
si alguna vez supiste de una generación más cómoda
en la ignorancia del que nunca se contentó con nada
al final los poetas se preguntan
si este es el tono ostensible de las cosas
en el océano las algas se sacuden lentas
y peces sin color se pasean a falta de destino
arriba las olas se agitan revolcándose
la poesía es inútil ante el poder de un muerto
que reclama volver a hablar su idioma
subir la montaña donde vio espumar el mar
vestir al chico bajo la lluvia hacia la escuela
el mejor alumno en el peor de los empleos posibles
y la bala sale del cuerpo y da en otro
mientras un cura se pone entre los hombres
ándate a la mierda si no sabes escuchar
les grita como un terremoto al pasar bajo tierra
fue en Santiago la misma ciudad donde ejercí de profe
esa bala pudo ser mía tuya o de un estudiante
o del último espécimen de un animal que cae lento
con todo su pellejo el hocico roto
allanan su casa el rocío avanza.
VIII
Podrían pasar cuarenta años
los lobos secar su pelaje en las rocas
y así y todo yo no podría decir nada nuevo
pienso en un cangrejo que se despedaza
la arena brilla bajo el movimiento de las olas
porque estuvimos tantas veces en esas playas
dejando que el viento sacudiera las preocupaciones
y todo el tiempo pasó por sus lentes oscuros
como quien piensa la palabra que esconde
del fondo los muertos hablan con un lenguaje de arena
el Purgatorio para Dante era también una playa
las almas guiadas por algo tan ridículo como un ángel
de los altavoces indican el itinerario de los trenes
porque podrían pasar cuarenta años
hacer una elipsis con los nombres que faltan
o cruzar el pasillo del colegio hacia la capilla
su olor a flores asientos correctamente ordenados
el castigo de copiar poesía por la tarde o el odio parido al verso
pero escapábamos en bicicletas por el ripio
y piedritas entraban en los zapatos
esa fue la infancia Jeanne
tardes de pan con palta videojuegos
el valle cerrándose con el movimiento de las montañas
todas las cartulinas azules del mes del mar
y las fotocopias desgastan el rostro original
o como la profundidad alterada tras el terremoto
las olas sucesivas en la rompiente
aunque un día estuvimos enamorados uno del otro
los pueblos se volvían polvo y nos despertaba el sonido de la tierra
derribamos una casa para ver el río
los tordos habitar un sonido que perdió su origen
las películas inglesas que vimos pueden eliminarse
el calor de un verano dar en tu cara
nos imaginamos varias veces a los cuarenta años
el idioma del mar acurrucando sueños en ocho milímetros
llegar por la noche a la cabaña a limpiarse los pies.
Vea también: una entrevista al proyecto editorial La valija de fuego.
Noticia Biográfica
Diego Alfaro Palma (Limache, Chile, 1984) publicó los libros de poemas “Tordo†(Ediciones del dock 2016, Cuneta, 2014 / Limache250, 2013) y “Paseantes†(Ed. Temple, 2009). También realizó la antología de la “Poesía reunida de Cecilia Casanova†(Ed. Univ. de Valparaíso, 2014) y reeditó la “Antología de Ezra Pound en Chile†(Universitaria, 2011). Tradujo “El pensamiento zorroâ€, prosa de Ted Hughes (Limache250, 2013). Sus ensayos han aparecido en “El horroroso Chile. Ensayos sobre las tensiones políticas en la obra de Enrique Lihn†(Alquimia, 2014) y en varias revistas de Chile y el extranjero, entre ellas la importante revista alemana Alba. Su libro “Tordo†recibió el prestigioso Premio Municipal de Santiago en 2015 y anteriormente una mención por su borrador en el Premio Nacional Eduardo Anguita en 2013.