Edición 30
Luisa Fernanda Trujillo: poeta colombiana
UN PERRO FLACO y sin pelaje
lamenta el aire que respira
Ladra a los pájaros
al vuelo de las hojas
a las voces escondidas tras la tapia
En mi bolsillo la navaja que me acompaña desde niña
Corto su amarre, bate la cola en agradecimiento adiestrado de una memoria antigua
Siento entonces haber vuelto al día en que el sol era lumbre chispeante entre los leños
bebíamos café en tazas de peltre
jugábamos a descubrir a Orión en medio de un cielo titilante
y corríamos a guarecernos bajo techo ante la lluvia
Aunque nunca faltó quien jugara naipe en solitario
Dios dibujó siempre una sonrisa en la boca de mi madre
HUBO UN PÁJARO copetón una vez
Piaba en el pórtico de la casa
escondido entre los matorrales de la entrada
Su piar era lento
Semejaba la resignación ante el quejido
Su ala herida le impedía alcanzar el vuelo
y sus pequeñas uñas, ya eran romas
de caminar la rugosidad del pavimento de las calles
Entre las palmas de mis manos era algo así como
un pedazo de mota perteneciente al viento
Lo alojé en mi habitación, le curé la herida
y aprendí a leer en sus ojos la humedad que emana
cuando algo nos conmueve
Por algunos días ejercitó su ala
hasta volar de nuevo
Hoy es un pájaro copetón de poco vuelo
Mira la tierra desde las ramas de la acacia
sembrada por mi padre en el jardín
Mis ojos a veces tropiezan con los suyos
Me recuerda que así él sea un pájaro de poco vuelo
yo estaré sembrada en la tierra sin alcanzar
las copas de los árboles desde donde me mira
EXTRAJE DE LA TIERRA la raíz del roble
Destilé de sus flores el dulce de la miel
y empaqué en frascos lo que imaginé un elixir
cincelado por los picos de los pájaros
Con sus hojas hice un lecho al borde de la roca
Solía contar bellotas de una en una
Amanece el canto de las ranas en el río
Muge el paso del agua por la escorrentía
En el río las ranas ahogan los picos de los pájaros
Quedo sin su amparo ante la lluvia
Húmeda la piel será musgo a las alas de las moscas
Aposento de líquenes a las raíces de la orquídea
¡QUÉ ES LA TIERRA cuando entre maleza nacen los ojos de los muertos!
¡Qué es el agua cuando la transparencia enturbia el rojo de la sangre
el vivo brazo que rema, el bote que agolpa en la orilla el deceso de las olas!
¡Qué es el aire cuando a lo lejos la llanura aprieta en su lomo la lluvia
y carga a cuestas las piernas de los cuerpos mutilados!
¡Qué es el fuego cuando en la piel tostada por el sol
arde una llama lanzada desde lejos!
SI NO HUBIERA guerra
ni humo que cubriera de ceniza el campo
tomaría los leños apagados a destiempo en cada fuga
haría de una cerilla el símbolo de lo que fue un incendio
volvería a mirar a las lechuzas sin la compasión del insomnio de los búhos
y dejaría crecer el cabello a las muñecas de la infancia
Si la guerra no hubiera llegado a mí
como llegó en la noche clandestina de una toma
dormiría desnuda entre los pastizales
dejaría a las lagartijas hacer cosquillas en mis muslos
y sembraría de flores los nombres de los muertos
Si la guerra no hubiera sorprendido nuestras bocas la noche de los besos
ni hubiera sellado las palabras en medio de las balas
tu voz sería escrita en las paredes de las calles
y no sería rojo sangre su tintura
ESAS LLANTAS arrumadas en las calles
Esos costales que la gente carga chorrean brea
untan las paredes de las casas
Esos ataúdes todos blancos hacen el desfile de la muerte por encargo
Esas ventanas de un golpe cerradas
tras otro golpe de la puerta
Esos gritos y yo muda escondida tras la tapia
Esa bala y otra bala y la ausencia de Fermín
Esos ojos que me miran y señalan
No me miren que me he ido
que no veo
que no existo
Esa mancha pura sangre que no es mía y que es mía
que siento como siento hervir todas las sangres
Ese semáforo estacionado en el rojo sangre de la sangre
que no cambia
SIGO LOS PASOS de un habitante en la rayuela urbana
Cinco cuadras me separan del destino
Entre edificios grises, una paloma también gris, olvida su mensaje
Ando aceras, cuento los pasos
reconozco al sol en las siluetas dibujadas sobre el pavimento
3DCRT o algo así dice la fórmula
Olvido su mensaje
Ante mí el cansancio dispone su peldaño
Qué compacto es el mundo en un ladrillo
Qué sólida la vida cuando se pisa el pavimento
DEJAR este lugar
donde el sonido de los autos y los trenes
orquesta la fuga de las cañerías
donde el sol esconde su atardecer
detrás de los edificios
Empacar dos o tres mudas
dos o tres frutos secos
una lámpara de Aladino
Al fin y al cabo
a pie se sustenta el árbol
y en los líquenes
el agua se destila
Vea también:Verónica Aranda: poesía española
Noticia Biográfica
Luisa Fernanda Trujillo Amaya. Bogotá, Colombia, 1960. Poeta, ensayista y docente universitaria. Ejerce como profesora en el pregrado de Creación Literaria de la Universidad Central de Bogotá. Tiene dos obras poéticas publicadas: De soslayo, prendada, editada por la Fundación Palabra a Tiempo en el 2010, y Trazo en sesgo la noche, publicada por la Colección Un libro por centavos de la Universidad Externado de Colombia en el 2012. Poemas suyos han sido traducidos al inglés, francés e italiano, publicados en revistas y magazines de Colombia, México, Espaí±a, Italia y Bolivia e incluidos en antologías de Espaí±a, Italia y Colombia.