Edición 34
José Antonio Cedrón
Fue de noche, tan frío, entre columnas anchas
después de habernos dado en la boca en los dientes
como un temblor nos vimos,
había tanto y poco como en este presente
pasado sin saber.
Recogimos vestido para el viaje,
resistente vitualla, zapatos que duraran
la pasión del camino, días y noches semejantes.
Nos llevamos las cartas, los planos, embarcamos
y nunca imaginamos que aquellas pertenencias
fundarían ciudades, darían hijos, vientos,
estaciones de lluvia.
Aquello que era apenas una ilusión formada
a orillas de tu cama –donde pasan los ríos de un país–
crearía un delirio jamás domesticado.
Nunca pensé que fueras un espesor de sombras
que turbara los ojos,
el matiz de una ausencia que no puede escribirse.
Pasamos turbulencias, el azar intrigaba
yo tenía gitanas en mis manos
cruzaban por sus líneas
y eran como el olvido
que venía a buscarnos
y nunca supo nada de nosotros.
La propuesta
Podemos conocernos, viajar tres mil kilómetros,
diez mil, o tantos más.
No quiero ir a la luna.
Allí hace falta mucho entrenamiento,
equilibrio en la dieta y en los gestos,
educar al silencio,
aprender a comer, a caminar.
Respirar solo.
Quedemos aquí, donde lo que se lleva y trae
el viento,
una que otra esperanza.
Cosas que todavía pueden ser soñadas.
Aquí tenemos árboles, canciones,
las orillas del mar.
La suerte viva.
Quedemos aquí: la piel, las manos libres.
Pongamos esa música y te invito a bailar.
A la luna se viaja en los boleros.
Las parejas se separan por celos/ por infidelidad/ por
estrategia/ porque piensan que se equivocaron o porque
están seguras de que se equivocaron.
Las parejas se separan por envidias/
falta de ingenio/ bienes inmuebles.
Porque quieren montar a su antojo
el caballo de su majestad.
Las parejas se separan porque sus padres
porque sus familiares/ porque sus amigos
porque sus terapeutas/ porque la distancia.
Las parejas se separan porque su trabajo
porque la educación de sus hijos
porque el adiestramiento de sus perros.
Las parejas se separan por ignorancias
por lo que dicen sus fantasmas/
las líneas de sus manos/ las cartas del tarot/
la borra del café/ su catequista.
Las parejas se separan por exceso de amor
o de mentiras/ por el amor insatisfecho/
por lo que cada cual cree del amor/ de la pareja.
Las parejas se separan porque nunca pudieron
trascender lo que infieren/ el azar/
las representaciones del crepúsculo/
lo que dicta el silencio.
Las parejas se separan porque la vida es dura/
dicen/ la realidad invencible.
Las parejas se separan porque idealizan
lo imposible, pero no lo saben.
Las parejas se separan porque están separadas
y necesitan confirmarlo.
Las parejas se separan porque la perfección
no existe/ porque la eternidad no existe.
Las parejas se separan por carta/ por teléfono/
por radio/ por tv/ por correo electrónico.
Las parejas se separan por falta de dinero/
de proyecto/ de mundo. O porque descubren
“incompatibilidad de caracteres”/de gestos/
de sueños/ de “usos y costumbres”.
Las parejas se separan para no interrumpirse/ dicen/
para no encontrarse/ para no explicarse/
para no olerse más/ para que nadie atienda
su teléfono/ ni vea su correspondencia/
ni sepa lo que gana.
Las parejas se separan por cambio de ciudad/
de ideología/ de religión/ de sexo.
Y así poner a prueba la contención de sus íntimos.
Las parejas se separan para saber más tarde
que no lo fueron nunca/ y también se separan
para olvidarse de la separación y poder separarse.
Las parejas se separan porque no saben leer
arquitectura/ historia/ geometría
y al llegar el invierno no saben lo que hacer.
Las parejas se separan por experiencia/
para acabar con el eco de la educación sentimental/ para
ganar lo que perdieron
en el nombre del padre/ porque su cobardía
es más valiente.
Las parejas se separan porque se descobijan/ dicen/
porque ya todos saben.
Las parejas se separan por supersticiones/
por reducción de plantas industriales/
por excesos de alcohol/ y de pelos caídos
en la ducha.
Las parejas se separan porque se abruman
de ser dos/ para mirar tres días los ojos
de Chagall/ tatuarse el corazón/ pintarse el pelo.
Las parejas se separan porque se desalunan
con dolor, pero el síntoma es mudo/
porque nunca supieron/ porque nunca aprendieron/
porque se lo merecen.
Las parejas se separan para no ser olvidadas/
para no compartir ningún espejo/
para desencarnarse del pasado que anuda/
para no envejecer.
Las parejas se separan porque tienen un solo paraguas/
dicen/ la verdad de su lado/
el tiempo de su lado/ la virtud de su lado/
los sueños de su lado.
Las parejas se separan porque la piel es joven/ porque la
madurez no basta.
Las parejas se separan porque los dos son buenos
pero la bondad no alcanza.
Las parejas se separan porque las derrotó
la dictadura.
Las parejas se separan porque las derrotó el exilio.
Las parejas se separan porque la patria es primero/
porque la poesía es primero/ porque la intimidad
es primero/porque la soledad es primero/
porque la libertad.
Pequeña Cosa
De Este Lado y del Otro
Si no tuviera alas como tiene
si no hablara y cantara
si no fuera de fiesta de velorio
si no amara tus piernas como ramas de un niño
si no tuviera acaso componentes políticos
estaría diciendo que el corazón
es sólo el corazón
no esta mancha que cambia pasos bodas y viajes
no este pájaro huido que carga una maleta
pesada como pueblo
no esta sombra que emigra en mala hora
qué va.
Me estaría tendido en una isla
como cuando los pájaros quedaban
al alcance de los ojos.
Podría relajarme viendo cómo las proas
se alejan del pañuelo.
Podría, en silencio, oír mi respiración
oyendo el viento o el mar
o el aullido de los lobos que no conozco.
Aquellos de los bosques.
Y quisiera ser algo de lo que creo que soy
y lo fuéramos, juntos.
Quisiera oír el ruido de algún tren.
Pero estoy acostado sobre el piso
de una ciudad quemada
que ha bajado la voz por un momento.
Es tarde.
El animal entero desocupa los músculos
y con su carne lisa de tensiones
busca el refugio de los hombros y la almohada
como un recién nacido.
Estirando la mano hasta tu pelo
juega con alivio.
Al oído te escucha desmadejar el día
pero sobre la piel, íntimamente.
La luz de la colilla rueda sola,
el rumor atrapado junto a lo que quedó
sobre el mantel, a oscuras.
Y las proas de siempre, de después
el viaje por las claves del que nunca podemos abusar.
Aguas cerradas… ¡cómo será esta tregua!
Pregunto por la felicidad secreta
de esta intimidad que llega
harta del día.
Pregunto por mi nombre
y hago un esfuerzo enorme
porque me alcance la voz.
Daría mucho más, te lo aseguro.
Robaría, tal vez.
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Noticia Biográfica
José Antonio Cedrón nació en Buenos Aires, donde comenzó a publicar en la década de los aí±os 70, e integró la mesa directiva de la Agrupación Gremial de Escritores Argentinos. Vivió una primera etapa fuera de su país obligadamente más de una década en diversos países de América Latina.
En Venezuela trabajó como docente (educación básica) y en la revista Los Libros. En México fue coordinador de Bibliotecas de Investigación en el Archivo Histórico de Puebla. Luego trabajó cinco aí±os en la Universidad Autónoma de Puebla. Seleccionó y compiló los cuatro tomos del libro Sucesión rectoral y crisis en la izquierda, y es autor del capítulo sobre Haití en el libro América Herida y Rebelde, y del documento Guatemala: el proceso de diversificación del movimiento revolucionario visto por el PGT. Posteriormente, en los aí±os 90, en la Ciudad de México, fue coordinador de Ediciones del diario unomásuno, y editor de la Revista Este País. Publicó los poemarios La tierra sin segundos, De este lado y del otro, Actas, Vidario, Circuito interior. Y el reportaje novelado El Negocio de la Fe. Parte de su obra fue traducida al francés, inglés, portugués, italiano y catalán. Obtuvo el II Premio Concurso Cincuentenario del Periódico Alberdi (Buenos Aires); la Primera Mención Honorífica Premio Latinoamericano de Poesía Rubén Darío (Nicaragua); Mención Premio Carlos Pellicer para obra publicada en México, y el Premio Nacional de Poesía de México, Sinaloa. Trabajos suyos fueron musicalizados en Argentina, México, Espaí±a, Nicaragua y Costa Rica. Realizó espectáculos de café-concert con poemas y canciones y grabó discos con la participación de los músicos Carlos Díaz Caíto, Rolo Taubas, Nobilis Factum, Helio Huesca, Ofilio Picón, Nimbus Jazz, Raquel Oyola, Marianne Friederichs, Delia Caffieri, Adrián Goizueta y el Grupo Experimental, entre otros.Intervino como jurado en los Premios Latinoamericanos de Poesía de la Revista Plural y Alfaguara. Trabajó en el área de Educación e Investigación Artísticas del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) durante cuatro aí±os. Como docente, impartió en el Diplomado de Creación Literaria de la Sociedad General de Escritores de México (Sogem), y tuvo a su cargo la cátedra Lengua y Comunicación para maestros que cursan Docencia en Artes en el Centro Morelense de las Artes (CMA) de la Ciudad de Cuernavaca, Morelos. Actualmente reside en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.