Edición 35
5 poemas «La tarde, sólo es la tarde», de Alberto Szpunberg y publicado en el suri porfiado
Selección de poemas del libro La tarde, sólo es la tarde de Alberto Szpunberg (el suri porfiado, Buenos Aires, 2015).
4.
Ella proclama el orden de los mundos
y la botella al mar de los naufragios
los que rozan el cielo y por segundos
lucen el aura frágil de los santos.
Aun desde muy cerca y siempre lejos
están mis letras todas en su nombre
también soy parte yo de su alfabeto
mi femenino hombre y cuándo y dónde
y el desorden también decide ella
las manos con los propios más extraños
que entrelaza sutil, austera, bella.
Sin red sobre el vacío levitamos
los porqués que sublevan el poema,
la acracia elemental de ser humanos.
9.
Por los labios de la herida se cuela
el agrio horror del mundo como lengua
que lame, regurgita, balbucea,
un revuelco hueco de cielo y tierra.
Ya no basta la sangre ni la carne
con toda su osamenta y nervadura,
el arte de buscarte y no encontrarme
con odio de carcoma pura y dura.
Quise avisarte antes del abismo
pero, al rodar, tu risa retumbaba
como celebración de un rancio grito.
Y cabalgaban, ay, y cabalgaban,
y la sombra y la luz eran lo mismo:
la azada al filo todo lo cegaba.
10.
Toda piedra que arroja es la primera
contra el cristal de un murmurar sagrado,
es ella que estrellas astilla, vuela,
en los ojos de un dios siempre cegado.
Pero no habla, fulgura un himno mudo
que olvidadas cosmogonías traza
y yo renazco y muero entre los nudos
que teje y desteje al candil del alma.
Tenue es la tarde, le digo, descansa,
un grito anuncia oculto en la tranquera
que los héroes, borrachos, aún cabalgan.
Deja ya la espada, el casco, la lanza,
y opta por la belleza más serena,
limpia de sangre, de palabras clara.
19.*
Nada, nada es la voz entre alaridos,
ni tan siquiera el más ungido canto,
ni el horror de la súplica, el espanto
del mudo llanto que amordaza el grito.
La noche refusila en las entrañas
de la bestia que apunta y descarga,
no tiene nombre ni infancia ni cara:
sólo dispara, dispara, dispara.
¿A quién es que condena? ¿a quién remata?
¿Ese ladrido es tan sólo un ladrido
o ya fuera de quicio una ventana?
Sí, apunta, barre ya, da lo mismo,
huele a bicho, a oscura cosa humana:
una luciérnaga, un perro, un niño.
*Gaza
24.
Desnudos hasta el último gemido
el silencio nos goza y se sorprende
nos roza como besos esparcidos
que giran en tu luz y llueven tenues
es tu cauce azaroso el laberinto
en que amarte es soñar hasta perderse
entre las estrellas que aún no han nacido
en el cielo lejano que te envuelve.
Busco en tus ojos mi última morada
como si a solas fueses a mi lado
te hablo al oído te amo en voz callada
pero a tu nombre no, ya no respondes:
noche, te invoco, gozo, hombro, nada,
como si nunca, amor, como si adónde.
Vea también: poemas de Jack Spicer, una joya de la poesía norteamericana.
Noticia Biográfica
Alberto Szpunberg (Buenos Aires, 1940) es poeta, periodista, docente y militante. Fue compaí±ero cofundador de la Brigada Masetti. Exiliado en Espaí±a desde 1977, en 2001 retornó al país. Revibió el Premio Internacional de Poesía Antonio Machado (Francia, 1993) por Luces que a lo lejos, y el Premio Alcalá de Henares (Espaí±a, 1981) por Su fuego en la tibieza. En 2008 publicó El libro de Judith en el suri porfiado y en el 2013 se publicó su poesía reunida bajo el título de Cómo sólo la muertees pasajera. En el 2014 recibió en Premio Kónex; el PRemio Rosa de Cobre, otrogado por la Biblioteca Nacional y el Premio Cultura Argentina, concedido por el Ministerio de Cultura de la Nación.