Edición 36
Ocho poemas para recordar a Guillermo Martínez Q.E.P.D
La presente selección incluye poemas de Declaración de Amor a las Ventanas, Puentes de Niebla, El Árbol Puro del Río y un libro inédito Terraza para Pisar el Vacío.
Esas tardes, esos paréntesis
Sucede que hay días
Que hay tardes en que uno
No quisiera trabajar
En que uno quisiera estar por ahí
Fumándose un cigarrillo
O bebiéndose un buen vino
Mientras se acerca la noche.
En que uno quisiera estar por ahí
Hablando sobre las primeras novias
Con un viejo amigo
Mientras la lluvia cae sobre la ciudad
Como una cortina blanca
Como un coro de ángeles húmedos.
Sucede que hay tardes
En que uno quiere volar por la ventana
En que uno quisiera ser como la música
Que no pesa en el aire ni en los hombres
En que uno está para soñar
Para conversar con antiguos
Días de la infancia.
Sucede que hay días así
Mañanas de esas en que uno amanece de vago
Tardes de ésas paréntesis de ésos
En que duelen los horarios del oficio
Y las teclas de la máquina
Se clavan en el alma.
En que uno está totalmente
Desligado del mundo
Y no quiere hacer nada
Y quisiera estar todo el tiempo
Bailando sobre la lluvia.
Saludo al mundo con mi séquito de fantasmas
A veces despierto en la noche
Sobresaltado por el galope secreto del viento
Por la conversación transparente
De mujeres desnudas
Por el fragor de antiguas batallas
Y el humor dulce de recientes muertos.
Y entonces invadido de inmensos
Surtidores de mariposas
Poseído de la canción incesante
Del mar que me persigue desde la infancia
Saludo al alba con extrañas metáforas
Doy mis buenos días al mundo
Con mi séquito de fantasmas.
Una resurrección
Una resurrección,
Pido ahora para poder vivir
En estos días de muerte
De mal que se agarra
A mi garganta como una soga.
Para volver a sentir de nuevo mis heridas
El sol que quema al deseoso
El odio, la ironía que nace de mi amor.
Para volver a verte, amiga mía,
Dulce cantora entre la lluvia,
Como cuando estábamos poseídos de luz
Y tú soñabas frente a mi espejo
Y de tu boca salían pájaros.
Renacer,
Eso pido como cualquier Lázaro
En estos días en que transito
Solo en la sombra
Como una piedra lanzada al vacío.
Y ahora vienes tú
Y ahora vienes tú,
Oh misteriosa, entre el viento y la oscuridad
Y tus ojos despiden el extraño
Fulgor de las premoniciones.
Detrás de las sombras tu risa es indefinible
Como las cosas elementales
Y tu cabellera ilumina la noche como un faro
En el espeso recuerdo de los sueños del mar.
Las palabras flotan esplendorosas
Como en el principio del mundo
Cuando todo necesitaba un nombre.
Caín
Mudo contemplaba la hoguera cuando
pensó en matar a Abel. Ciego anda el crimen
desde la tarde en que levantó su garrote de
odio, su hueso negro
De nuevo lo despierta el alba
De nuevo lo despierta el alba
Como una invasión de mosquitos.
De nuevo con el espanto
Que hierve como un tejido
De gusanos jubilosos.
En el espejo se pregunta
Por el sentido de la muerte
Mientras afuera cae la lluvia
El canto de la paloma torcaz.
Y así sale sin alma desterrado.
Implacable la luz cae
Pero siempre más allá
En una distancia que enloquece
Como pájaro que huye.
Y así lo devora la ciudad
El metálico ruido de su agonía.
Ve al lotero junto a la prostituta
Y al ciego que feroz
Desgarra su guitarra contra el polvo.
Lo deja impávido el aguacero.
El chapoteo de la mujer que cruza la calle
Y el delirio de los semáforos en la neblina.
Nada posee. Sin herida
Ni salvación. Sin luz ni llaga.
Ciego, solamente ciego.
Nadie sabe
Nadie sabe
Por qué ha muerto este pájaro.
Tal vez fue la lluvia
Un viento airado
O el silencio
De la última estrella.
Si cayó de un árbol
O en pleno vuelo
Traicionado por el frío.
Lo cierto es que está ahí
Inerte en el pavimento
Barrido por las hojas:
Y nos duele su plumaje
Humillado por el barro.
Vértigo
Lenta
Cae una hoja.
Lo demás es silencio.
Noticia Biográfica
Guillermo Martínez González, La Plata (Huila), 1952 - Bogotá, 2016. Licenciado en Filosofía y Letras, vivió en Bogotá por muchos años y allí ejerció como librero y editor (Trilce Editores). Publicó los libros de poemas: Declaración de Amor a las Ventanas (1980), Puentes de Niebla (1987), Mitos del Alto Magdalena (1989) y El árbol Puro del Río (1994), así como los libros de notas: Diario de Medianoche (1984) y El Ermitaño de los Lotos Verdes (2005). Ha sido incluido en numerosas antologías de poesía colombiana en el país y el exterior y existen traducciones de su poesía en inglés, francés y portugués. Durante muchos años tuvo por pasión la poesía china y publicó versiones de sus poetas clásicos: El Bosque de los Bambúes (1987), Lu Xun Poemas (1988), El Solitario de la Montaña Vacía, Poemas de Wang Wei (1996). Fue Director del Instituto Huilense de Cultura y Experto de la Revista China Hoy en Beijing. En 1993 obtuvo la Beca de Creación Individual en Poesía del Instituto Colombiano de Cultura. Falleció el 26 de septiembre de 2016.