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Edición 36

Herida del juglar: poemas de Jaime Garcí­a Maffla



Estos poemas son una selección de la antologí­a Herida del juglar. Antologí­a poética í­ntima (1972-2016). Hebel ediciones.

 

 

 

 

Vive si puedes

 

Vive si puedes

Fueron las tres palabras

Que le dijo a su propio corazón

Al saber que debía

Despojarse de todo e ir al desapego,

Plantar en su jardín la flor morada del

Desprendimiento.

Ahora, si puedes, vive,

Así se dijo,

Así oyó de sus labios la razón

Siendo él su contrario,

Siendo él mismo aquel otro

Que en enemigo suyo se volvía,

Luego de abandonada la vida que una vez

Fuera su aliento,

Su alimento y su senda,

Cuando

Su alma hacía de

Norte a sus pasos.

Y ahora se lo dice:

Vive si puedes, vive…

Ajeno ya de sí, cuando el final del día

Le hace el exiliado de su ensueño

Y le convoca

En el oscuro huésped de su razón del día…

 

 

 

 

La poesía

                                                            A Indrán Amirtanayagám

 

No haces ya

Los versos, no los haces.

Tal vez la poesía

Sea sólo una forma de señal

De los atardeceres de tu alma.

Mas no compones,

Ni dices ni callas.

Tal vez por compañía

Has de tenerla o por consolación

Que es

Vana estadía la tuya en las palabras,

Como en tu paso,

Si es que dejas huella.

Acaso

Un recuerdo o un amor o un adiós,

Pues ya no sabes

En cuál lugar de ti estás ahora.

 

 

 

 

Hermano

 

Búscate, hermano,

Si llegas a encontrarte

Cuéntame en qué lugar estás

Y cuál te hallas,

Qué razón tienes de ti mismo,

Cómo vives,

Si vives; si te llega

Noticia de tu alma

Dime el estado de sus cosas,

Si penosa o serena es su navegación,

Si el día la recibe o le es extraño.

 

 

 

 

Nombres

 

Detenidas las barcas…

Los marineros

Pintan los nombres,

De sitios o mujeres en la proa,

Tejen las velas rotas.

Hay voces y en el fondo del agua

Están los residuos del viaje.

El sol cae benévolo

Pues todavía es la mañana.

Han hecho un alto,

Como los hombres y el deseo.

Las barcas detenidas

Ahora navegan por el tiempo

Que acaricia sus quillas

Con ese amor alado de las ondas.

 

 

 

 

Herida del juglar

 

Lo dije siempre y de ello me convenzo,

Que la ocasión, nunca se nos ofrece,

Ni se nos acomoda,

Y que la estrella fija de todo nacimiento

Discurrió por el nuestro y desatina

Hasta el presente desde entonces.

Que la fortuna en creces, si en dobleces rica,

Cuando el cauce descubre de nuestras aguas diáfanas

No lleva ni convida su curso, ni se vuelve o pregunta

O raciocina, vuelve

Su mirada a los lares que a nuestro lar vigilan.

 

 

 

 

Acude pues que ignoras

                                                            A Pablo García Arias

 

Acude, pues que ignoras

Todo cuanto de los otros en ti hay,

A tu interior,

Como a la luz las mañanas acuden.

 

En el ámbito solo de algún día

Antiguo,

Tu nombre graba

Y así al concluir el día también concluya.

 

El desencanto de querer comprender

Tuyo no sólo es

Sino de la naturaleza toda,

Aunque la comprensión para ella no fue hecha

 

Sino el existir,

Zumo entero en las horas que rosas son Cogidas

En el jardín eterno del fluir que se agota.

 

 

 

 

Del juglar a su amada

 

¿Querías un monje? Ya lo soy,

Mírame consagrado al rito de tu lecho.

No ejerzo mucho la imaginación

Sino más bien me paso el día mirando

Cómo va deslizándose el tiempo por la luz.

Mis emociones son como el jardín que cuidas,

Visibles todas y dispuestas en surcos.

Me apego mucho a las hojas que escribo,

A las pocas palabras que puedo redactar

Porque me vienen desde no sé dónde, no las sueño

Aunque sí las espero a la hora del Ángelus.

No sé si existo pero estoy contigo,

Soy parte de tus cosas y mi alma está en paz.

 

 

 

 

En razón

                                                            A Lelo Voce

 

Viento que viaja

Entre sus propias manos

Hacia antiguas imágenes de sí

Y de la transparencia que lo hace.

 

Viento que de un abandonado

Solar donde las Gracias

Esperan para ser encontradas

Por quien espera que ellas lo encuentren.

 

 

 

 

Los poetas

                                                            A Alfredo Pérez Alencart

 

Los poetas son como los pájaros:

Ninguna

Cualidad aparte de volar y cantar,

Ninguna posesión que no sea el aire.

 

Inofensivos y depredadores

Lloran con el llanto del mundo

Y el dolor del dolor es su dolor.

Saben lo que la vida es y no pueden vivir.

 

(Los hombres de negocios, en cambio,

Son como los aviones:

Vuelan más alto

Y verdaderamente llegan a algún sitio).

 

Efímeros y bellos,

Van tras de su alimento

Por eras de los sueños o jardines del duelo,

Y las palabras son sus plumas.

 

Sienten la eternidad en el instante,

Pues nada

Sino el instante eterno tienen,

Como su vuelo que son sus canciones.

 

Nada pueden hacer

Como no sea decorar las calles,

Nada sino ser aire,Si no es el nido de sus versos nada saber hacer.

 

 

 

 

Vea también: poemas de Nelson Romero Guzmán.


Noticia Biográfica


Jaime García Maffla (Cali, Colombia, 1944). Poeta, filósofo y ensayista. Realizó estudios de Filosofía y Letras en la Universidad de los Andes y un Máster en Literatura en la Pontificia Universidad Javeriana. Considerado un experto en la obra de Cervantes, es uno de los poetas más relevantes de Colombia y Latinoamérica. En 1997 recibió el Premio Nacional de Poesía Universidad de Antioquia. Sus poemarios son: ‘Morir lleva un nombre corriente’ (1969); ‘Guirnalda entre despojos’ (1976); ‘En el solar de las gracias’ (1978); ‘La caza’ (1984); ‘Las voces del vigía’ (1986); ‘Poemas escritos a lápiz en un viejo cuaderno’ (1997); ‘Vive si puedes’ (1997); ‘Al dictado’ (1999); ‘Caballero en la Orden de la Desesperanza’ (2001); ‘Antología mínima del doncel’ (2001); ‘Poemas del no-decir’ (2011); ‘Buques en la Rada–Lais’ (2014) y ‘De las señales’ (2014).



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