Edición 48
Juan José Rodinás: poesía ecuatoriana
Sobre un cuento de Dino Buzatti
Leo el evangelio de las cosas en el ojo del caballo:
una carretilla (que no entiendo,
pero que avanza con tripas arrastradas
sobre una carretera de hielo).
La nieve es nieve.
Leo la descripción de esa carretilla
y la palabra carretilla se copia aquí.
Eso leía o eso leo.
Leo una historia muerta
(fragmentos de objetos que no hay:
un pozo diseñado para imaginar
que hay un pozo ahí donde está el pozo).
Imagen que trucamos para que nos crean
cuando decimos la verdad:
la carretilla lleva tripas hacia la casa donde…
El caballo sueña un caballo inmolado
sólo para demostrar que hay sufrimiento,
pero lo que leo es un montón de vísceras
y un caballo sagrado por fuera de la foto.
En fin, entrar y salir del cuadro:
el propósito es mostrar que los caballos no corren libres,
pero podrían y ese podrían impulsa al caballo irreal
por fuera de la foto: la realidad es que la masa
de órganos un día atravesó el campo muerto,
entonces vivo.
Después de todo hay cedros (y rosas
clonadas en genoma laboratorio dentro y algunas
vacas) y hay cedros y cráneos de conejo y tarros
de basura.
Hay mucho campo muerto, pero el caballo
estaba vivo en el campo muerto, pero hoy yo estoy vivo
y muerto.
El caballo y yo estamos hechos de neuronas,
palos y piedras para que la gravedad no nos olvide.
El caballo y yo somos dos carretillas de vísceras
que
nadie lleva.
La casa donde nací se filma frente a mi ventana: cuando ya no estoy en el mundo. Soledad: el chico que no sabe bailar, pero baila. Tetris: la vida como un muro donde cada instante podría destruir mis recuerdos y sería un milagro porque acumularlos solo trae la muerte. Universo: el bonsái que cuidaba y los juegos de mesa donde llovían escaleras de nieve. Voltaje: una pequeña mariposa eléctrica se ha posado en tu sueño. A lo lejos, una rueda moscovita y juegos pirotécnicos. El mundo ha venido a visitarme llamándome desde algunos juguetes. Tableros de mesa desde donde yo existo (una balada para los hombres que ocultan laberintos entre su corazón y su cabeza). Aquí las personas gigantes de ojos muertos no pueden destruirme porque los árboles con brazos se han puesto a jugar conmigo una serie de recreos infinitos, de curiosas parábolas. (Aunque ese niño haya muerto, esos árboles -que no saben mi nombre- respiran para mí).
Hyde Park, Leeds, junio de 2016, cualquier lugar del mundo
Cuentito sobre los paisajes
La irrealidad
describe el corazón de una oruga en la mente.
Si yo supiera dónde está mi mente
empezaría por describir algo:
la iridiscencia de un órgano ínfimo
solo palpable, tras la niebla de plomo,
con la mano de un niño.
Cerebro que resguarda las nervaduras negras
de la ante-mariposa.
Cerebro caja de siete puertas
donde crece un baniano de niebla.
Cerebro invierno
donde los animales muelen su estructura
para abrirse a lo blanco.
La irrealidad es una vela que se enciende.
Esta noche se quemarán los campos.
Noticia Biográfica
Juan José Rodinás (Ambato, Ecuador, 1979) estudió literatura y periodismo en Quito e hizo cursos de traducción en Madrid. Ha publicado Los rastros (Quito, 2006), Viaje a la mansedumbre (Barcelona, 2009), Barrido de campo (Arequipa, 2010), Código de barras (Quito, 2011), Cromosoma (Quito y Santiago de Chile, 2011), Estereozen (Lima, 2012) y Anhedonia (Popayán, 2013). Además, ha reunido su trabajo en antologías personales extensas, como Los páramos inversos (Popayán, 2014), o breves, como 9 grados de turbulencia interior (Guadalajara, 2014).
Sus poemas han sido incluidos en libros como Línea Imaginaria (Santiago, 2016) Equinoccio (Guadalajara, 2015), Bandadas (Bogotá, 2014), País imaginario (Madrid, 2014) o Poesía de Ecuador (Madrid, 2009). Recopiló —junto con Luis Carlos Mussó— el libro Tempestad secreta. Muestra de poesía ecuatoriana contemporánea (Quito, 2010). Como traductor publicó el libro Una cosa natural. Veintinueve poetas norteamericanos.
Formó parte del comité editorial de la revista de poesía Ruido Blanco y fue editor de varios libros bajo ese sello. Ha obtenido algunos reconocimientos como el Premio Internacional de poesía joven La Garúa 2007 y el Premio Festival la Lira 2013. Actualmente, es candidato doctoral en la Universidad de Leeds e investiga la relación entre el paisaje y las identidades nacionales en la obra de dos poetas ecuatorianos y dos uruguayos.